Gobierno federal asesinó a los 39 migrantes
Las dantescas imágenes que todos vimos no dejan lugar a dudas; se registró un incendio en una estación migratoria de Ciudad Juárez, Chihuahua, y las autoridades no abrieron las celdas para salvar a los migrantes que se encontraban tras las rejas. El Gobierno mató a los 39. Los policías que sólo recibían órdenes de sus superiores los abandonaron a su suerte en medio de las llamas. Sabían que al no abrir las puertas irían a una muerte segura por asfixia o quemaduras. Pero la instrucción que recibieron fue contraria a salvarles la vida. El Gobierno mató a los 39, y las pruebas, es decir los videos, están en todas las redes sociales y en todos los medios de comunicación de México y el mundo.
Nadie en su sano juicio puede cometer un acto tal de crueldad, de barbarie. Evidentemente se trata de un crimen de lesa humanidad; un homicidio calificado que contiene todas las agravantes que marcan la Constitución y los códigos penales, así como los tratados internacionales. Es preciso señalar también que el 21 de julio de 2008 entraron en vigor las reformas en nuestro país para despenalizar la migración ilegal. De tal suerte que no puede quedar impune.
En cualquier otro país del primer mundo ya habrían presentado la renuncia a sus cargos los mandos superiores. En este caso el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández; el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard; y el comisionado del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño Yáñez. El Primer Mandatario de la nación ya habría ofrecido disculpas y declarado luto nacional, sin menoscabo de solicitar renuncias, separación del cargo y una investigación a fondo para castigar con todo el peso de la ley a los responsables.
Pero en México muy seguramente no ocurrirá nada de lo que correspondería, porque la experiencia en lo que va del sexenio de López Obrador nos dice que los que suelen pagar son “chivos expiatorios”, quiero decir, los que se encuentran en el último eslabón de la cadena, tal como ha sucedido en otras tragedias como la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México -solo por poner un ejemplo- sin contar que dos de los directamente involucrados en tan fatal accidente que dejó 26 muertos, me refiero a la jefa del Gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum, y el canciller Marcelo Ebrard, ahora son dos de las “corcholatas” del Presidente con mayores posibilidades de obtener la candidatura de Morena a la Presidencia de la República.
Tampoco veremos que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) se pronuncie de manera contundente o salga en defensa de los migrantes, por el simple hecho de que se trata de un organismo que se encuentra bajo la tutela de una figura que es comparsa del Ejecutivo, la señora Rosario Piedra Ibarra, a quien algunos identifican como “florero”.
Mucho menos se puede esperar una actuación digna de la Fiscalía General de la República (FGR) que se encuentra bajo la égida de un personaje siniestro como Alejandro Gertz Manero, otro alfil en el tablero de López Obrador.
Es por ello que en este contexto se hace necesaria la intervención de organismos internacionales de Derechos Humanos para aplicar los procesos correspondientes. Es necesaria la intervención de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y de la Oficina del Alto Comisionado para Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En el colmo de la mezquindad, Andrés Manuel López Obrador primero señaló que los migrantes que perecieron en el salvaje incendio se autoinmolaron, quemando los colchones a propósito para generarle problema a las autoridades federales. Posterior a observar las dimensiones que tomó en el mundo lo sucedido siendo que hasta el Papa Francisco habló sobre el tema, el Presidente intentó matizar, y se victimizó -como suele hacerlo porque todo debe girar en torno a él- y entonces dijo:
“…lo confieso, me ha dolido mucho, me ha dañado, yo he tenido momentos difíciles, el más fue lo de la explosión de Tlahuelilpan, ese ha sido el acto más duro el que más me ha afectado anímicamente y luego este.
“Me conmovió, me partió el alma y me ayuda a enfrentar este dolor el que hemos venido haciendo mucho por los migrantes”, aseveró.
Pero AMLO mintió por “cien mil milésima ocasión”, toda vez que una publicación de “Pie de página”, del pasado 28 de marzo, refiere que “El de Andrés Manuel López Obrador es el Gobierno que más personas migrantes ha detenido en la historia de México”. Y añade que “datos de la Unidad de Política Migratoria (UPM) de la Secretaría de Gobernación (Segob) establecen que del 1 de diciembre de 2018 al 28 de febrero de este año, el Instituto Nacional de Migración (INM) ha capturado a un millón 298 mil 484 migrantes.
La cantidad es mayor al sexenio de Vicente Fox, cuando se alcanzó la cifra más alta registrada hasta el momento: un millón 89 mil 936 detenidos”.
El Gobierno federal sigue fallando en todas las materias, y a la cuestión humanitaria habrá que sumarle el precedente internacional que queda que México tiene un Gobierno que prohíja la barbarie, el crimen, el horror, el caos, donde no impera el Estado de derecho y donde la Constitución es materia muerta en su aplicación.
El miércoles pasado, la ex embajadora de México en Estados Unidos, Martha Bárcena, afirmó en entrevista que lo ocurrido en la estación migratoria de Ciudad Juárez es una de las tragedias más graves que el país ha tenido en materia de migrantes: “Es imputable al Estado mexicano”, aseveró.
Además, dijo que las autoridades tienen que informar si las víctimas habían sido deportadas por el Gobierno de Estados Unidos bajo la política de deportación Título 42 o por el programa “Quédate en México”, con la que los solicitantes de asilo deben de esperar en nuestro país la respuesta del Gobierno estadounidense.
“Si fuese así, diríamos que este incidente en Ciudad Juárez está directamente relacionado con los acuerdos que se llegaron con la administración (de Donald) Trump y ahora la administración (de Joe) Biden, debemos de tener estos datos precisos en la investigación para poder sacar conclusiones”, finalizó.
Lo que ha ocurrido es un crimen de lesa humanidad completamente imputable al Gobierno porque el Presidente de México tomó la decisión de hacerle el trabajo sucio a Washington convirtiendo a nuestras fronteras en el muro que el vecino del norte necesita.
En el fondo, lo que se busca es restringir la llegada de personas migrantes a Estados Unidos, como lo reconoció el Presidente López Obrador el 7 de septiembre de 2021.
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