Futbol sin balón
Vaya confusión la que generó el trabajo arbitral del silbante, César Arturo Ramos Palazuelos, en el juego Semifinal de Concachampions entre Cruz Azul y Monterrey.
El tema en cuestión es el tercer gol de Rayados anotado por Rogelio Funes Mori, precedido de una jugada de fuera de lugar.
En dicha acción el volante de Monterrey, Maximiliano Meza, envió un centro al corazón del área de Cruz Azul buscando conectar con el delantero, Duván Vergara, quien se encontraba claramente adelantado cuando barrió el defensa cementero, Ignacio Rivero, pero en la barrida le cayó el balón a Funes Mori quien mandó el balón al fondo de la portería.
En ese momento el árbitro asistente, Miguel Hernández, levantó su bandera señalando la posición adelantada de Duván Vergara y el juez central, César Arturo Ramos, anuló la anotación, pero a sugerencia del VAR el árbitro acudió al monitor y decretó gol válido de Monterrey.
De acuerdo al reglamento de juego el gol debió invalidarse porque, aunque no tocó el balón Duván Vergara, sí interfirió al adversario y al respecto la regla dice que hay infracción cuando el jugador “intenta jugar un balón cercano mediante una acción que tenga un impacto en el adversario”, por lo tanto, el árbitro asistente hizo lo correcto al levantar su bandera.
Hasta ahí todo iba bien, pero lo malo fue cuando el árbitro del VAR, Érick Yair Miranda,
indicó a al juez central que fuera a revisar la jugada en el monitor y es aquí donde Ramos Palazuelos cometió la pifia de dar por bueno el gol.
Esta acción es una jugada didáctica para los árbitros, pero Ramos Palazuelos adoptó la instrucción de que el delantero del Monterrey no tocó el balón y terminó por confundir a medio mundo, periodistas y afición en general.
No es la primera vez que este árbitro beneficia a Monterrey, lo hizo también en la Final del Apertura 2019 donde no sancionó penal una falta de Vangioni sobre Guido Rodríguez que a la postre le dio el título a Rayados.
Independiente a la pifia arbitral, el marcador global de 5-1 en contra de Cruz Azul acentúa la humillación y alerta a los federativos sobre el grito discriminatorio proferido por la frustrada afición cementera.
La directiva de Cruz Azul debe lamentar haberse perdido el premio de un millón de dólares que otorga Concacaf por acceder a la Final, también desaprovechó la posibilidad de acudir al Mundial de Clubes donde hay jugosos premios y una taquilla suculenta que le hubiera tocado por ser local en la Final ante el América.