Fuerza y Corrupción por México
Andrés Manuel López Obrador es el Presidente más popular en tres décadas: lo aprueba el 68 por ciento de los mexicanos, según la encuesta de encuestas Oraculus.
Pero hay matices.
En el quinto año de Gobierno, AMLO sólo es un poco más popular que Zedillo. El priista, en el mismo punto de su gestión, era respaldado por el 66 por ciento de los ciudadanos. Fox tenía el 61 por ciento de aprobación; Calderón el 60 por ciento y Peña Nieto el 27 por ciento, el más impopular (un año más de Gobierno y hubiera alcanzado el cero perfecto).
Significa que López Obrador se ubica dentro de los márgenes de aprobación presidencial de sus antecesores, naturalmente, cada uno con condiciones muy distintas. En este caso, el carisma y conexión de AMLO con un sector de la población tradicionalmente excluido del debate político, le han permitido ejercer el poder con un bono o “descuento por incompetencia” pese a las deudas de su mandato en seguridad, su gran fracaso sexenal. En eso también se parece mucho a Calderón y Peña.
Ahora, ¿por qué un Presidente tal vez ni mejor ni peor que sus predecesores -al menos con una aprobación similar a ellos- se perfila para ratificar su mandato con el triunfo contundente de su candidata Claudia Sheinbaum?
En la suma de tendencia electoral por coalición, Oraculus le da a la morenista un 60 por ciento de preferencia contra un 34 por ciento de la alianza Fuerza y Corazón por México que encabeza Xóchitl Gálvez. La panista, ni de lejos, está a esos “diez o doce puntos” que presume.
AMLO ganó la Presidencia en 2018 por 29.2 puntos de diferencia frente al segundo lugar, el albiazul Ricardo Anaya. Es el triunfo en una elección presidencial más amplio desde 1994. Si atendemos a los números de Oraculus en este momento, Sheinbaum ganaría con alrededor de 24 puntos. Otro triunfo considerable de Morena. ¿Por qué? ¿Cómo se explica la preferencia abrumadora por los guindas? ¿Es que son mejores? ¿AMLO es mejor Presidente?
Tengo una hipótesis. No es mucho mejor este Presidente ni su partido Morena ni la 4T, pero el PRIAN con su alianza sí es mucho peor. El polémico acuerdo firmado y ventilado por el dirigente panista, Marko Cortés, para repartirse como un botín criminal los puestos tras la elección en Coahuila, es la demostración exultante de que cualquier cosa es mejor que el PRIAN. Incluso Morena para millones de mexicanos. Eso explica en parte la fuerza arrasadora del oficialismo en este sexenio. Todo se lo debemos a los “Alitos” y los “Markitos” y su “Fuerza y Corrupción por México”.
jonathan.lomeli@informador.com.mx