Ideas

Fuera máscaras y cabelleras

En bonitas y separadas ceremonias, con las familias presentes, los partidos locales, Hagamos y Futuro, le entregaron el anillo de compromiso a Morena. El del nombre con el verbo hacer conjugado en presente y en el modo subjuntivo, aunque no sea cosa de distraerse en lo que un modo verbal implica, cómo resistir: con el subjuntivo, reza la Real Academia “se marca lo expresado por el predicado [lo que el sujeto hace] como información virtual, inespecífica, no verificada o no experimentada”, o sea: que nosotras o nosotros hagamos, sin que se especifique o pueda verificarse, porque no se experimenta o es virtual, el complemento de la arenga hagamos. 

Pero decíamos que no es el punto de tomar la desviación de revisar vocablos y sus implicaciones, cómo resistir hacerlo a Futuro, como si designarse así entrañara algo social y políticamente contundente, el futuro nunca es, siempre está por ser. Las decisiones para “afinar” lo que dicen los políticos pasan por mercadólogos y sus vertientes degradadas: influencers,  community  managers; lo más sofisticado intelectualmente es elegir color, literalmente: el rojo, naranja, azul, el morado o el amarillo terminan por denotar más que el nombre, porque una vez vuelto -el color- Gobierno, es distintivo de las políticas públicas (para cada pigmento el concepto supone elementos que sólo se entienden una vez que rigen), color identificador de los programas y de los letreros que se instalan según las obras realizadas en un periodo determinado.

Nombra que algo queda. Qué tiempos aquéllos en los que las revoluciones se institucionalizaban o se postulaba una sola acción de alcance nacional o al socialismo se le adicionaba el pleonasmo “popular”; aunque, visto en retrospectiva, no era ni tan pleonasmo: el socialismo real de entonces, no el subjuntivo ni el del futuro, fue un negocio de élites. Y si de muestras emblemáticas se trata: un partido-frente que era cardenista; o sea, semi socialista, semi revolucionario y reconstructor institucionalizado de alcance patrio, que al cabo terminó conocido como “el ferrocarril”. 

Pensándolo bien, qué tiempos aquéllos que son tan como éstos; ofrecemos una disculpa a las mujeres y hombres cuyo oficio es el de influencer, community manager o diseñador de logotipos bien padres, son denominaciones actualizadas de lo que es una bonita tradición: confundir ideas con propaganda.

Y regresamos, perdón por la extensa digresión, al punto inicial: Hagamos y Futuro están en vías de aliarse con Morena y satélites que lo adornan. Su asociarse tiene como fin vender, en el sentido electoral y sus respectivos efectos financieros: cada punto porcentual vale millones de pesos. El acuerdo signado por Hagamos dice en una de sus partes: “Es urgente que Jalisco cuente con”, Hagamos asegura: “Gobiernos y Poderes públicos a la altura de sus necesidades”, pero este es nomás el añadido que este color escogió para ser la oposición que, para seguir su lógica, el estado necesita. 

Futuro lo fraseó, en voz de Pedro Kumamoto, a su manera: “El chiste es”. Y continuó: “Ir a construir una mayoría que le quite el gobierno al gobernador de Jalisco” (lo que, es bueno saberlo, sucederá en diciembre de 2024). Las dos expresiones -es urgente que Jalisco cuente con o el chiste es- admiten agregar ingredientes al gusto: seguridad, justicia, acciones que reduzcan las desigualdades y las brechas de género, etc. En fin, como solía decirse antaño, con un toque de desánimo, todo urge y todo tiene su chiste; aunque no tanto como la urgencia de urgencias o el verdadero chiste: aliarse para que desde las banderías confabuladas salgan los productos de temporada que aumentarán sus ventas: las novedades antiguas de lo que necesitamos.

En todo caso, lo más urgente, lo que más chiste tiene es que los partidos, sus integrantes, los formales y los de ocasión, las alianzas del oficialismo federal y las de la oposición en Jalisco, reconozcan que se nos amontonó tal cantidad de urgencias porque históricamente han desatendido lo que en el estado se necesita, y de paso nos hemos desentendido nosotros, más vigilantes de las piruetas mercadotécnicas del ansia individual de poder, que de la eficacia constatable de los gobiernos que desde los partidos y sus socios se producen y están por producirse. 

Podríamos valernos del postulado de Hagamos y del de Futuro, ya que inicia la temporada alta de su comercio, perdón, de exhibición de doctrinas y conceptos políticos, que es urgente que Jalisco escuche y se cuente, sin dobleces y con honestidad, es el chiste, la historia completa: lo que hace falta a causa de los malos gobernantes, sin principios, por sus afanes dirigidos a las urgencias que a cada cual le parecen primordiales, con la aquiescencia de la dizque oposición que no ha hecho sino esperar su turno, y sumado a lo anterior: la incapacidad personal, factor constante. 

Además, contarnos todo el bienestar del que deberían gozar las y los habitantes de Jalisco y del que carecen por la indolencia ciudadana, a la que conduce suponer que las elecciones son ritos para alimentar la fe cívica: creer que la responsabilidad entera es del político que mejores comerciales emplee para encaramarse al poder, y si falla, como es habitual, estar preparados para trasladar la fe al siguiente que aparezca. Jalisco asimismo necesita que en esa narración quepa lo que de bueno hay en el estado, a pesar de los partidos y sus jugadores. 

En breve: que lo urgente, que el chiste es que quienes aspiran a un puesto de elección popular se hagan parte del todo que es la sociedad, que dejen de fingir que sus cruzas endogámicas son la democracia, y se curen de la manía por recomenzar cada vez a toda costa, no: a todo costo, al cabo las quejas de quienes pagan el circo se diluyen entre los aplausos y la rechifla que a un tiempo surgen de la clase política para la misma clase política.

agustino20@gmail.com

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