Fronteras violentas
México tiene varias ciudades fronterizas que tienen una intensa dinámica binacional, pues en realidad se trata de áreas metropolitanas que están conurbadas con ciudades de los Estados Unidos de América. Los casos más notorios son Tijuana, Baja California con San Diego, California; Ciudad Juárez con El Paso, Texas, Matamoros con Brownsville, Texas; Reynosa con McAllen, Texas; y Nuevo Laredo, con Laredo, Texas, la cual estará conectada vía la aduana de Colombia, con Monterrey, Nuevo León, muy próximamente por la infraestructura que se está construyendo por la llegada de Tesla a esa ciudad.
La dinámica comercial que se da en esas ciudades es inmensa; tanto gracias a los flujos legales de mercancías, como peligrosamente a los tráficos ilícitos que circulan por ellas todos los días y que las ha convertido en zonas altamente violentas y mortíferas en las últimas décadas.
Para dimensionar la transformación y peligrosidad que ha crecido en ellas, es importante decir que de 1990 a 1999, de acuerdo con las estadísticas de mortalidad del Inegi, en Tijuana hubo 2,076 víctimas de homicidio intencional; en Ciudad Juárez, 1,779; en Matamoros, 699 y en Reynosa, 450.
Para el periodo de 2000 a 2009, los datos fueron de 3,912 víctimas en Tijuana; 5,806 en Ciudad Juárez, 372 en Matamoros y 493 en Reynosa. En total: 10,583 víctimas de asesinato, cifra que es 111% superior al de la década pasada. En ese sentido, es de llamar la atención la disminución total de casos en Matamoros y Reynosa, pero también que, en ese periodo, la segunda ciudad se convirtió en más violenta que Matamoros.
Para el periodo de 2010 al 2019 las cifras se incrementaron nuevamente de forma muy significativa. En Tijuana, el Inegi contabiliza 10,719 víctimas de homicidio; en Ciudad Juárez, 12,981; en Matamoros, 794 y en Reynosa, 1,457. En total: 25,951 víctimas de homicidio intencional. La cifra es 145.2% superior a la de la década previa; y 418% superior a la de la última década del siglo XX.
Para los años 2020-2021, las cifras son más que preocupantes: Tijuana ya acumula 4,323 víctimas de homicidio intencional, Ciudad Juárez, 3,587; Matamoros, 58 y Reynosa, 331. En total: 8,299, es decir, en los primeros dos años de la tercera década del siglo XXI, acumulan más que todos los de la década de 1990 a 1999 y la cifra representa el 72.5% del total registrado en toda la década de 2000-2010.
Lo sorprendente es que, para dimensionar la magnitud de esos datos, en 2021 la Policía del Condado de Los Ángeles, California, reportó un total de 230 homicidios, es decir, en una Ciudad que supera el número de habitantes de los cuatro municipios mexicanos citados, tuvo el 11.8% de los homicidios contabilizados sólo en Tijuana.
¿Qué explica esta inmensa diferencia? ¿Por qué en México se ha derramado tanta sangre, mientras que, en los EU, el mayor consumidor de drogas del mundo, pueden mantenerse relativos niveles bajos de violencia homicida? En ese contexto, es que la llamada “crisis del fentanilo” -debido a la cual fallecieron más de 70 mil personas el año pasado en aquel país- se ha colocado como una de las agendas de debate político y diplomático más relevantes en los últimos días.
En el lado sur de nuestro país, la realidad de Tapachula es igualmente preocupante por el rápido crecimiento en el número de homicidios registrados. En efecto, mientras que del 2000 al 2009 el Inegi contabilizó 325 víctimas totales de homicidio intencional, entre los años 2010 al 2019 la cifra se incrementó a 588, es decir, 80.9% más que la década previa; mientras que, entre 2020 y 2021 la cifra fue de 135 víctimas; es decir, en dos años, se ha acumulado el 23% de todos los cometidos la década previa.
La pacificación del país pasa, pues, necesariamente, por retomar el control territorial y la paz de nuestras fronteras. Es un asunto de seguridad pública y ciudadana, así como de seguridad nacional para todos los países involucrados.