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Frases de López Obrador implican destrucción, muerte y violencia

El epítome del sexenio amloísta se podrá abreviar en frases cuando, a través de los años, las próximas generaciones se pregunten cuál fue el suceso que condujo al caos, a la destrucción y a la anarquía, en un país que hasta antes del arribo al poder de Morena, de la Cuarta Transformación y de Andrés Manuel López Obrador, lucía como una nación floreciente, pujante y próspera.

“El respeto al derecho ajeno es la Paz” es una frase con la que todos identificamos al prócer de las Américas, Don Benito Pablo Juárez García.

“Defenderé el peso como un perro” es la frase insignia del sexenio de José López Portillo, quien el 1 de septiembre de 1982, pidió perdón a los pobres por la “difícil situación”, y también anunció la nacionalización de la banca mexicana como su solución a la crisis.

Y así nos podemos remontar a expresiones que lograron traspasar la barrera del tiempo para significar a quienes en determinado momento y situación las vertieron.

Andrés Manuel López Obrador será, sin duda, recordado por sus múltiples frases, desastrosas y desafortunadas casi todas ellas, lo mismo que por, transcurrido algún tiempo, “echarse de cabeza” (como se dice coloquialmente) al retomar los temas.

Y vamos a los ejemplos:

En el contexto de lo ocurrido con el huracán Otis que sacudió severamente a Guerrero, López Obrador fue reprochado, criticado y responsabilizado de la tragedia que golpeó principalmente a habitantes del puerto de Acapulco y otras localidades vecinas.

A manera de justificación, sus huestes y un ejército de amlovers inundaron redes sociales y chats con el propósito de negar terminantemente que el presidente había estado enterado de la peligrosidad con que tocaría tierra dicho fenómeno natural y que nadie había previsto que de tormenta tropical pudiera transformarse en huracán categoría 5.

Sin embargo, esta semana llamó particularmente la atención un momento de la conferencia mañanera -de la cual reconozco no ser telespectador pero que termina por trascender- en que el presidente que se ha autoproclamado como “el más humanista”, reconoció haber limitado la advertencia respecto de la peligrosidad del huracán Otis a los habitantes de Guerrero.

El presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que cuando escribió en redes sociales el mensaje de alerta por el paso del huracán “Otis” categoría 5, “pensé en decirlo más fuerte: o sea, ‘Viene cañón’, algo así, pero dije: ‘No, con esto basta’”.

Insistió en que estuvo pendiente de cómo avanzaba “Otis” que en pocas horas cambió de ruta e intensidad.

“Recibí un reporte de las seis (pm), luego otro reporte con esos aviones caza-huracanes hablando de que se iba a intensificar, y puse un mensaje como a las ocho de la noche” en torno a que la madrugada del siguiente día tocaría el fenómeno.

Puso la imagen que difundió, y explicó que fue de las seis de la tarde, y otra más a las ocho de la noche, porque eran las únicas con las que contaba, aunque el huracán entró a las 12 y media de la noche, pero insistió en que su intención fue pedir a los pobladores de esa región de Acapulco que no se durmieran, y se quejó de que sus “malquerientes”, con tal de dañar a su administración, afirmaron que no se avisó.

Es decir, AMLO tuvo la información de la peligrosidad del fenómeno y la contuvo simple y sencillamente porque así lo decidió.

“Viene cañón”, será una frase que López pronunció a posteriori, y que quedará marcada en el contexto de la desgracia sufrida por los guerrerenses.

Hay que recordar que el titular del Ejecutivo también se autoexhibió cuando reveló que hizo caso omiso a los consejos de tres de sus asesores que le solicitaban no destruir lo que sería el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

Y es que en conferencia de prensa del pasado 16 de febrero de 2023, el Jefe del Ejecutivo Mexicano confesó que tres ex miembros de su propio gabinete - a quienes señaló como “muy buenos profesionistas” y “de buena confianza” - le habrían recomendado no cancelar la construcción del Aeropuerto de Texcoco.

Fue el ex jefe de la Oficina de Presidencia, Alfonso Romo, junto con Carlos Urzúa y Javier Jiménez Espriú, antiguos secretarios de Hacienda y Transportes respectivamente, quienes determinaron mediante un dictamen (solicitado por AMLO) que las obras del NAICM debían continuar, cuando López Obrador aún fungía como Presidente Electo.

“Me entregaron el dictamen en la tarde y los tres coincidían que debíamos continuar con el aeropuerto de Texcoco. Me fui a casa y no dormí esa noche porque no estaba yo convencido”.

Aquella noche de insomnio, relató Andrés Manuel, derivó en una plática privada con Jiménez Espriú ante quien planteó su inconformidad con la triple opinión por el alto costo que implicaría y el tiempo que conllevaría. Y así fue como AMLO planteó la realización de la consulta pública en la que las y los votantes decidieron poner fin a la faraónica obra.

Y en este contexto no podría quedar fuera aquella confesión en torno al caso del hijo de “El Chapo” Joaquín Guzmán Loera, Ovidio Guzmán López, a quien Andrés Manuel le regaló la libertad tras haber sido detenido durante un operativo en Sinaloa.

El Presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció que fue él, y no su gabinete de seguridad como había dicho con anterioridad, el que ordenó la liberación de Ovidio Guzmán Loera, hijo del narcotraficante Joaquín el “Chapo” Guzmán, el 17 de octubre de 2019.

“Cuando se decidió, para no poner en riesgo a la población, para que no se afectara a civiles, porque iban a perder la vida si no suspendíamos el operativo más de 200 personas inocentes en Culiacán, Sinaloa, y se tomó la decisión, yo ordené que se detuviera ese operativo y que se dejara en libertad a este presunto delincuente”, admitió el mandatario federal tras meses de evadir el tema.

Al mandatario tabasqueño se le podrá identificar por frases como:

“Sólo había gasolina para una semana, pero decidí ocultarlo”.

“La verdad, yo di la orden de liberar a Ovidio”.

“Salgan, abrácense, no es tan fatal este coronavirus”.

“Pensé decirlo más fuerte, o sea, (el huracán) viene cañón”.

Perversidad, mezquindad, e indolencia es lo que involucran estas frases del presidente. Y los costos son altos y los pagamos todos; destrucción, muerte, pérdidas económicas, inseguridad, y violencia.

opinión.salcosga@hotmail.com

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