Fragilidad
Los pronósticos económicos en el mundo muestran un panorama incierto; la debilidad en el crecimiento se hace presente en China afectada por la guerra comercial, Europa está en mínimos, Japón a la baja y Estados Unidos se prepara para una ralentización o incluso una recesión. En América Latina el horizonte no es mejor con las crisis en Venezuela y ahora Argentina, la muy difícil recuperación incipiente de Brasil, pocos países crecerán más de 2%. En México las proyecciones indican un crecimiento casi nulo para este año. Las empresas y los agentes económicos públicamente hablan de estabilidad tratando de generar una percepción positiva, pero en realidad se preparan para la turbulencia.
Para México, los próximos meses serán fundamentales para generar un clima favorable a las inversiones, como para contener posibles corridas financieras provocadas por factores externos. Con esa visión, el proyecto de presupuesto federal y los criterios de política económica para los próximos años son fundamentales. Con los niveles de tasas de interés tan elevadas la actividad económica está falta de estímulos de tal forma que no pueden ser sostenibles en el largo plazo. El anuncio de respeto al cumplimiento de los contratos de los ductos de gas y los trascendidos respecto a la reanudación de los contratos en materia petrolera, son positivos. Independientemente de que hayan sido resultado de enormes presiones externas que colocaron a nuestro país en la mira de acciones más agresivas, el hecho de que al final se reitere el respeto a las reglas del juego de los mercados en materia de inversión en la economía son fundamentales.
Para México, los próximos meses serán fundamentales para generar un clima favorable a las inversiones
La narrativa política en Estados Unidos va a tocar la realidad mexicana en los próximos meses; tanto por los temas ya conocidos relacionados con la ratificación del tratado comercial trinacional, con las inconformidades en materia laboral y ambiental ya expuestas; como por los reclamos que surgen por la falta de resultados en materia de combate al narcotráfico que se extienden en los pasillos del Capitolio y la Casa Blanca y que pueden ser combustible en la campaña electoral.
Desde aquella famosa declaración en la que se calificaba a México como estado fallido, desde la cúspide de la diplomacia estadounidense, han crecido las opiniones respecto a la necesidad de contar con una estrategia de seguridad de colaboración, por no decir conjunta, que permita detectar en México las amenazas a la seguridad de los Estados Unidos. La llegada del nuevo embajador Landau puede significar un paso más para hacer que la relación se conduzca con las prioridades de la seguridad y el comercio, más que por la de las del desarrollo y la cooperación. En un ambiente de debilidad económica global la prudencia aconseja tomar medidas dentro de la ortodoxia y lidiar con las presiones de la coyuntura con inteligencia y habilidad. En los próximos meses sabremos si los nubarrones de tormenta se disipan o si en realidad el año próximo habrá turbulencias mayores.
Por lo pronto, los indicadores muestran una desaceleración ordenada, en línea con lo que sucede en el mundo, la confianza de los consumidores es sólida y el mercado externo se mantiene; sin embrago la inversión ha caído y dada la debilidad de las finanzas públicas, no hay condiciones para impulsar una política contracíclica con recursos del estado. Ahí está quizás la ocasión para que el sector privado pueda participar en la construcción de infraestructura. La ola hacia la baja sigue y habrá que preparar medidas para enfrentarla. Si lo hacemos unidos y coordinando esfuerzos seguramente tendremos mejores resultados al final de un proceso de deterioro que parece no detenerse.