Fosas clandestinas, cuenta 2023 desoladora
Apenas el lunes consigné aquí el inicio de la cuenta 2023 de las casas del terror, esas fincas mal llamadas “casas de seguridad” de las mafias, que en realidad son sitios de cuativerio, de tortura, de mutilación y de muerte.
Ese fenómeno delictivo (cuya aparición inició primero en las periferias de la ciudad, en las casas abandonadas de fraccionamientos fallidos por la voracidad de desarrolladores inmobiliarios y la complicidad de ayuntamientos corruptos, y ahora se ha desplazado a zonas céntricas y domicilios sobre avenidas altamente transitadas por la complicidad policial), va de la mano del horror de las fosas clandestinas, que muchas veces aparecen en esas casas del terror.
Por eso hoy toca, desafortunadamente, marcar el inicio de la cuenta 2023 de estos panteones criminales, insertados en el eje delincuencial de las desapariciones en Jalisco, que junto con la crisis forense por el alto número de homicidios y mutilaciones, son el problema número uno de inseguridad en Jalisco.
Me refiero a la confirmación ayer de lo que podría ubicar a Jalisco nuevamente como la entidad con una de las fosas clandestinas más grandes del País y de las cuáles se podría exhumar, por su dimensión, una cifra inédita de cadáveres.
Y es que el hallazgo de la Fiscalía Especial en Personas Desparecidas detallado ayer, habla de un predio en una zona despoblada de Tlajomulco en el que un vecino olió los fétidos humores de la muerte y observó a sospechosos sujetos que los respiraban sin inmutarse, vigilando las ilegales tumbas que seguramente les ordenaron cavar y cumplieron con total impunidad.
Se repitió así la historia de siempre que nos tiene en este momento de pavor donde la muerte y los asesinos, diría Edmundo Valadés, tienen permiso.
Fue un vecino el que se encontró sorpresivamente ese enterradero de cadáveres y lo denunció, pero no una investigación policial que detuvo a los raptores, ni la búsqueda sistemática y plena de desaparecidos de las autoridades, como debía ser, la que lo descubrió.
Por los primeros datos, lo que podría haber debajo de la tierra de ese predio en Tlajomulco, podría superar el rincón de la muerte hallado en el municipio de La Barca, Jalisco, en los límites con Michoacán, donde en diciembre de 2013, hace más de una década, se encontraron más de 70 muertos en 25 fosas.
En Tlajomulco ayer se informó de al menos 28 puntos donde claramente se veía tierra removida. Apenas se han explorado dos de ellos y ya suman 41 bolsas con restos humanos. ¿Qué nos espera en los 26 restantes?
Lo único seguro es que es el resultado de la movilidad sin límites ni preocupación alguna de los tiramuertos, hoy haciendo desplante de ser también enterradores intocables.
Es el inicio desolador de la cuenta 2023 de las fosas clandestinas en Jalisco.
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