Ideas

Forma número 2020 de disfrutar tu coche: los autoconciertos

Cuando el magnate e inventor Richard M. Hollingshead Jr. concibió el autocinema, su idea era llevar el entretenimiento al aire libre desde la comodidad y el lujo que ofrecían los autos para mirar el cine: “cada quién en su propio palco” decía, y a donde iba la caravana de cine ambulante en Estados Unidos se invitaba a todas las familias a reunirse, “con todo y niños ruidosos”. Claro, la idea del empresario era la de impulsar el uso del automóvil, pues su familia poseía un corporativo de autopartes a principios de los años treinta.

Echemos el carrete más para atrás en el tiempo. La concepción del auto ha ido evolucionando desde el siglo XIX conforme los humanos lo hemos requerido. Primero como una necesidad para cubrir grandes distancias con más comodidad y en el menor tiempo posible, luego para ganar las guerras con movilidad, después transformarlo en un estatus social y finalmente para apuntar a que en el futuro, espero muy lejano, las leyes prohíban a los humanos manejar gracias al desarrollo de coches autónomos.

Pero bueno, mientras eso llega, volvamos a nuestro presente pues el uso del auto también se sigue adaptando a nuestras necesidades. Hay quienes se jactan de haber sido concebidos en la banca trasera de un Vocho, o que lo hemos usado como restaurante para “echar lonche” mientras vamos de camino a la escuela o al trabajo y para muchos otros se convirtió en su hogar temporal o permanente.

Sin embargo, el uso del automóvil también tiene su parte lúdica, pues para divertirnos creamos las carreras, ya sea de cuarto de milla, Nascar o Fórmula Uno. Pero entre otras actividades de tipo relajado podemos ir al autocinema, todo un concepto que no se ha extinto y está hoy tan presente que la contingencia sanitaria por el COVID-19 le ha dado brillo a la idea y nos ha replanteado regresar a este formato para apreciar el séptimo arte; últimamente también para ir a una marcha a protestar e incluso ir a un autoconcierto.

Sí, dije autoconcierto. Una palabra con la que me topé esta semana y de la que creo que no tiene un inventor más que la necesidad natural y las ansias por salir de casa en busca de entretenimiento - queda en el aire saber si se hace de forma responsable o no en estos momentos-. Leía el promocional del dichoso autoconcierto y la verdad dan ganas de ir a experimentarlo, hasta que por un momento piensas en las variables de esa dimensión desconocida, que a diferencia de lo que había creado Hollingshead Jr. con la idea de tener los autos pegaditos mirando la pantalla, te preguntas: ¿cómo un concierto en auto? ¿brinco sobre el toldo? ¿puedo salirme por el quemacocos o recostarme en el parabrisas? ¿Y si voy en plan de ligue podremos ir de un auto a otro? ¿será prudente? Ok. Las reglas son claras: entran al recinto cuatro personas por coche, más el que se cuele por la cajuela si tiene la suerte de que no la revisen. Un boleto por coche se cobra, pero se paga al precio equivalente a los cuatro, aunque vayan dos. Acceso limitado en un enorme terreno con “sana distancia” entre vehículos, señalización, acompañamiento para los que quieran ir al baño y servicio de alimentos con meseros revolucionados a la velocidad de una taquería. Luego, ¿qué tal la acústica? Al requerir mayor distancia al escenario y considerando los metros cuadrados por coche... ¿habrá bocinas por todos lados, como en los autocinemas?, supongo. O habrá la opción para utilizar la conectividad Bluetooth del auto y que sean las mismas bocinas del coche las que reproduzcan el sonido, ¿y si no cuento con esta tecnología, puedo irme para adelante para escuchar mejor? Bueno, esto último obviamente es imposible a menos que sea con “llegues” y “defenzasos”.

Total, si vengo de sentirme encerrado en casa para encerrarme en el auto a ver un concierto, personalmente preferiría la comodidad de mi sillón, mi botana, la pantalla y seguir viendo los conciertos por streaming, pero con tal de conocer estos detalles tal vez valdría la pena ir. Bien dicen que la curiosidad mató al gato y queda en cada quien que asuma su responsabilidad y cuidado en su salud.

Mi intención no es desalentarlos pero hay muchas variables rumbo a estos conceptos nuevos, detalles que irán ajustándose conforme nos adaptemos a la “nueva normalidad” como en este caso desde nuestros autos. La romántica idea de ir a ver el cine en tu descapotable con tu pareja o amigos, sin duda trae recuerdos gratos para quienes pudieron asistir a un autocinema en otro tiempo. Hoy en día este concepto del autoconcierto parece estar cobrando mayor fuerza y no me imagino cómo será pero lo experimentaré algún día, pues ahora no solamente el cine, sino la industria musical busca esta opción como medida para reactivar el sector del entretenimiento. Pero, ¿desde los autos estamos listos para ello? Ya veremos.

mario.castillo@informador.com.mx / 

@MarioCastilloMX

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