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Fiscal de personas desparecidas, ¿a la guerra sin fusil?

Lo primero que habrá que reconocer a José Raúl Rivera Rivera, quien fue nombrado nuevo titular de la Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas, es su disposición y valentía para enfrentar este fenómeno delincuencial que ha rebasado a las autoridades en Jalisco y en el país.

Imposible, que haya encontrado una realidad y un momento más crítico para iniciar su misión. Damos por supuesto que él más que nadie está plenamente consciente de esa situación.

Rivera Rivera aceptó atender, con evidentes carencias institucionales y presupuestales, la expresión más cruel de la inseguridad y la violencia que padece la víctima que fue ilegalmente privada de su libertad, y sus familias y amistades que sufren el dolor y la zozobra por la incertidumbre de su bienestar y paradero.

Llega cuando la irritación de los afectados y la presión social para combatir este flagelo es mucho mayor a cuando hace seis meses se creó esta Fiscalía especializada por los más de tres mil casos sin resolver en Jalisco. La primera titular, María Teresa Medina, duró apenas tres meses en el cargo que dejó el 1 de noviembre pasado. Las autoridades argumentaron que fue por motivos de salud. Otros, que se fue por la falta de apoyos para echar a andar debidamente esta instancia.

Las exigencias para el nuevo fiscal serán más apremiantes. De entrada está la movilización que mañana harán miles de estudiantes al cumplirse un mes de la desaparición de los tres estudiantes de la Universidad de Medios Audiovisuales (CAAV), que fue, sin duda, el caso que visibilizó y sensibilizó como nunca antes a la comunidad de este grave problema social.

Por el nivel de exposición alcanzado, y el compromiso de resolver el caso del propio gobernador Aristóteles Sandoval, seguro el expediente ya está en manos del nuevo fiscal de desaparecidos, y tocará a él evaluar y respaldar o no, la más avanzada línea de investigación, que involucra a familiares de uno de los jóvenes desaparecidos, así como a la finca de Tonalá donde estuvieron antes de ser atacados, con la delincuencia organizada, y atribuyen el rapto a ese motivo.

Un buen o mal inicio para Rivera Rivera pasa por la forma en que afronte este delicado asunto, que está en la delgada línea de avanzar en la investigación y esclarecer el caso, y la tentación de criminalizar a las víctimas o sus familiares sin las pruebas obligadas.

El nuevo fiscal llega con el respaldo de organizaciones que han luchado contra este lastre y del Consejo de Participación Social del Sistema Estatal Anticorrupción, ese apoyo lo debe capitalizar para cumplir esta grave responsabilidad y no ir a la guerra sin fusil.


jbarrera4r@gmail.com

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