Fe
Luego de tres años defendiendo su inocencia en una prisión de California, Naasón Joaquín García, líder de la Iglesia La Luz del Mundo, se declara culpable de tres de los 19 delitos que se le imputan y con ello replantear el juicio que tenía en puerta y que podría dar como sentencia cadena perpetua. Sin embargo, el “Siervo de Dios”, ése que incluso en prisión tuvo la lealtad de una comunidad religiosa que se extiende hasta 50 países, acepta su culpabilidad en el delito de abuso sexual a menores.
La negociación con la Fiscalía de California se generó luego de que la inocencia parecía un discurso insostenible, las puertas para Joaquín García permanecían con candado y su fianza de 90 millones de dólares, la más alta de la historia, nunca llegó. Por ello, el líder de La Luz del Mundo optó por declararse culpable y tener la posibilidad de reducir a sólo 17 años lo que parecía una cadena perpetua.
Pero esa vuelta de tuerca también llegó a la comunidad que durante tres años defendía su inocencia, ésa misma que tras las denuncias hostigó a quienes se atrevieron a levantar la voz y que se vieron obligados a cambiar su residencia por el alcance de las amenazas, según se dio a conocer. Esas víctimas que ahora ven minimizado el daño en sus familias con un acuerdo, que vieron cómo la fe en la que vivían se vino abajo.
La comunidad religiosa mantuvo el respaldo hacia su líder con la esperanza puesta en su inocencia; la clase política que año tras año lo acompañó en su celebración y que le abrió las puertas del mismísimo Palacio de Bellas Artes para festejar su 50 aniversario con un homenaje, hoy no dicen nada. Ese silencio perturbador se mantiene suspendido mientras se llega la cita que la Fiscalía de California pactó para mañana miércoles.
No hay fe que valga en este proceso, pues el “Apóstol de Jesucristo” será juzgado como el resto de los hombres, ojalá sin distinciones y sin etiquetas, sin lavarse las manos y posiblemente sin la justicia que las víctimas esperan, pero será juzgado. Cualquiera que sea el resultado marcará un antes y un después para la religión fundada en 1926 por Aarón Joaquín, abuelo de Naasón, y que le ha profesado una fe ciega a sus líderes pese a las denuncias por abuso sexual que han presentado en su contra en otras generaciones, como sucediera en 1997 contra Samuel Joaquín, padre de Naasón y que se desestimara en la justicia mexicana al igual que los abusos del actual líder de dicha iglesia. Por ello tuvieron que ser las autoridades norteamericanas que actuaran sobre él como ciudadano estadounidense.
La fe no es un dogma encerrado en cuatro paredes, es la energía que habita en nosotros y que impulsa nuestras acciones. Fe es perseverancia, lo que te permite alcanzar un objetivo, lo que te ayuda a continuar de pie cuando ya nada te sostiene. La fe, entendida en los términos que circunscriben a una figura como Naasón Joaquín García no puede ser otra cosa que el secuestro de la razón. ¿Quién en su sano juicio enviaría a su propia hija adolescente a “lavar” al “Siervo de Dios” en un momento donde la integridad de los menores y las mujeres es tan frágil? Sucede, por ello hay 19 delitos en su contra; por ello dos mujeres también perdieron su libertad junto a él como cómplices de sus actos; por ello tres años no han bastado para que la inocencia se haga presente. Dicen que la fe es ciega, que no tiene límites, pero una vez que te quitas la venda de los ojos, no puedes volver a jugar a la “gallinita ciega”.
Gabriela Aguilar
puntociego@mail.com