Estados y municipios, los otros ignorados
Andrés Manuel López Obrador no sólo ignoró los planteamientos de las cúpulas empresariales (con las que ayer se reunió a comer sin mayores efectos) y sindicales en su propuesta para mitigar los efectos del COVID-19, sino que no hizo mención alguna del papel que han jugado en esta contingencia los gobiernos estatales y municipales. Fueron los otros grandes excluidos.
Ante la ola de críticas recibidas por el contenido de su “Plan para el Bienestar y el Empleo” para enfrentar los efectos de la pandemia del coronavirus que presentó el domingo en su primer informe trimestral del 2020, el Presidente Andrés Manuel López Obrador no sólo no abrió la posibilidad de corregir o hacer a futuro algún ajuste, sino que se jactó que la “vía mexicana” para blindar la economía ante la contingencia sanitaria será un “ejemplo” y “modelo a seguir” en el mundo, ya que el COVID-19 precipitó el derrumbe de las recetas neoliberales. En esta defensa hecha ayer, tampoco se refirió a lo que se viene haciendo en los Estados y los municipios por la emergencia de salud y los efectos en la economía de los que viven del autoempleo o en micro y pequeñas empresas que viven al día y no pueden atender las medidas de aislamiento sin poner en riesgo su empleo o la subsistencia de sus familias.
Además de rechazar las peticiones de la iniciativa privada de dar prórrogas para el pago de impuestos y otros apoyos que les den oxígeno a las empresas que pararon por las medidas de aislamiento social, al no tomar en cuenta los esfuerzos hechos en cada estado y en los municipios, el Presidente exhibió nuevamente su tendencia autoritaria a centralizar las decisiones incluso ante una contingencia inédita como la que atravesamos.
Para AMLO la coordinación y articulación de esfuerzos con Estados y municipios para la atención médica y la reconversión hospitalaria, así como para apoyar con recursos federales los programas subnacionales de apoyos para evitar la pérdida de empleos, es prescindible porque concibe su plan como infalible, porque asegura, rompe con esos modelos conservadores que sólo privilegiaban a los ricos y abandonaban a los pobres y los más vulnerables, además de incurrir en corrupción.
En la fórmula mexicana de López Obrador ante la emergencia, de enfrentar la crisis con inversión pública para la asistencia a grupos vulnerables; para proyectos de infraestructura que generen empleos; y con un manejo austero y honesto del presupuesto, salen sobrando Estados y municipios.
Así, el Presidente volvió a poner oídos sordos a las propuestas hechas por los ejecutivos estatales, quienes al igual que otros sectores, han planteado la necesidad de adaptar sus políticas y planes de gobierno por la crisis y los efectos del coronavirus, y reconsiderar si los proyectos como el Tren Maya, la refinería Dos Bocas y el Aeropuerto de Santa Lucía, así como sus programas sociales son lo que ahora se necesita, o esa inversión pública se debe reorientar a apoyar a micro y pequeñas empresas para mantener el sueldo de sus empleados pese a no tener ingresos, incluso con la contratación de deuda, para acompañar los esfuerzos hechos desde las entidades.
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