Estados: a rascarse con sus uñas
La semana pasada, la agencia calificadora Moody’s, una de las más importantes del mundo, estimó que en este año las transferencias federales de todo tipo a estados y municipios en México habrán de reducirse en 5.8 por ciento en términos reales.
En específico, las participaciones y aportaciones federales tendrían una caída de 3.9 por ciento.
Ya conocemos las cifras del mes de enero de este año y reportan una caída de 5 por ciento, de acuerdo con datos preliminares de la Secretaría de Hacienda. Así que las previsiones de Moody’s no están lejos de la realidad.
Para el estado de Jalisco, en enero llegaron participaciones por 4 mil 987 millones de pesos frente a los 4 mil 836 de enero del año pasado. Si se quita el efecto de la inflación, sin embargo, hubo un retroceso real de 0.3 por ciento.
Todo indica que la tónica de este año será la escasez de recursos federales, por lo cual, los gobiernos estatales que quieran desarrollar proyectos o bien canalizar una mayor cantidad de recursos para rubros como salud o específicamente vacunación, deberán depender en buena medida de sus recursos propios.
Esta realidad vuelve a poner sobre la mesa de la discusión nacional el esquema fiscal que prevalece en México.
Este se basa en que el grueso de los impuestos sea recaudado por la Federación quien lo revierte a los estados, principalmente a través de participaciones y aportaciones.
Las primeras se calculan sobre la base de fórmulas que fija la ley y que tienen que ver con la población y con las circunstancias económicas del estado.
Las aportaciones, en contraste, dependen en buena medida de las políticas del gobierno federal y por lo tanto tienen un alto de discrecionalidad.
Hasta ahora, la mayor parte de los estados no ha tenido suficientes incentivos para desarrollar esquemas de captación de recursos propios, aún cuando existen espacios que la ley ofrece para hacerlo. Y los municipios, menos aún.
De hecho, uno de los impuestos que tiene más potencial de crecimiento en México es de carácter municipal, se trata del predial. A nivel nacional equivale a 0.2 por ciento del PIB. En Jalisco se estima en 0.3 por ciento. Pero a nivel internacional, la media es de 2.0 por ciento, es decir, diez veces más que en México.
Este impuesto es, de hecho, el único impuesto relevante a la propiedad en México.
En los pasillos de la Secretaría de Hacienda no se descarta la posibilidad de una reforma fiscal en la segunda mitad de este año, dependiendo, desde luego, del resultado electoral.
Y uno de los temas centrales puede ser el predial, cuyo cobro tendría que redefinirse.
En diversas ocasiones se ha intentado en México establecer un nuevo pacto fiscal federal.
La última vez fue cuando se celebró la Convención Nacional Hacendaria en el sexenio de Fox. De la cual no se obtuvo prácticamente nada.
Ahora, el destino nos ha alcanzado y más por fuerza que por voluntad, pareciera que ese pacto deberá reescribirse ante la realidad de la escasez de recursos.