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Eso es narcoterrorismo

A los dos incidentes ocurridos el jueves en la madrugada en Acámbaro y Jerécuaro, Guanajuato, no se les quiere llamar por su nombre. La detonación de los dos coches-bomba -por parte de los cárteles que luchar por el poder territorial- que estallaron frente a una comisaría -hiriendo a tres policías- y el segundo que no causó lesionados, pero si patrulla reducida a cenizas y daños a edificios y negocios, se denomina narcoterrorismo. La intención es infundir pánico entre la población, porque los atentados no sólo iban dirigidos en contra de la policía o determinados enemigos, sino en general de manera indiscriminada a quien resultara involucrado para crear alarma social.

Solo hay que recordar los procedimientos que usaron los grupos como Sendero Luminoso en Perú o el Cártel de Medellín -Pablo Escobar- en Colombia, que en su lucha utilizaron el recurso de los coches-bomba para indiscriminadamente cegar vidas y crear terror.

Desde la más alta tribuna del Estado hay resistencia a llamarlo por su nombre y, por el contrario, Claudia Sheinbaum dice en tono suave, “Nosotros no vamos a negociar con delincuentes, vamos a seguir construyendo paz, atendiendo las causas y cero impunidad” (?). Y fue clara al decir que “No se puede catalogar como terrorismo. Si quieren el martes lo vemos (sobre) qué es terrorismo, que es delincuencia organizada, allí lo hablamos; no lo queremos hablar hoy”, dijo el viernes en su conferencia matutina. Y el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, secundó a su presidenta y omitió el calificativo “prohibido” al señalar que “en estas agresiones en Guanajuato es por una disputa por territorio, esto es por droga; terrorismo tiene tintes políticos, religiosos, y aquí es una disputa de dos grupos delincuenciales para amedrentar a la autoridad”.

Pero en la detonación de los coches-bomba no solo “amedrentaron” a la autoridad, sino a la población y sus propiedades y han creado un pánico real entre la población según revelan los reportes en donde hablan quienes estuvieron cerca de las detonaciones o se vieron afectados.

Ahora bien, el no usar el término “narcoterrorismo” -por el origen de quienes los provocan- pudiera ser la intención del gobierno para no “manchar” la imagen del país -ya muy dañada internacionalmente- o no provocar que nuestro vecino del norte activen los protocolos que tienen para combatir el terrorismo y máxime cuando hay sectores en Washington muy “motivados” a usar su inteligencia militar para a atacar a los grupos terroristas en nuestro territorio. Sin embargo, desde Palacio quieren minimizar el problema y “tapar el sol con un dedo”.

¿Usted, qué opina?

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