Escándalo de más
Que bien claro quede que no me cuento entre sus fans, porque sus géneros y los míos no coinciden, pero ciertamente pienso que la calidad de la obra literaria del hispano mexicano, autor de la más reciente tempestad de opiniones en las redes, le acreditan para el cargo que le propusieron como director del Fondo de Cultura Económica para el que él mismo se descalificó, por andar ventilando su desparpajo verbal (y habitual) en público. Honestamente, asumo que el señor Taibo se equivocó rotundamente al faltar al respeto a nuestros distinguidos representantes del Congreso, y que utilizar una metáfora tan guarra para cacarear su momentáneo triunfo no fue lo más atinado. A lo sumo, creo que sobrepasó su propio (y habitual) deslenguaje que él mismo reconoce como “desafortunado y vulgar” pero, de ahí, a tacharlo de misógino, violento, sexista y potencial violador, y referirse a él como carretonero, ordinario, patán, procaz, revanchista, altanero, prepotente y retórico de burdel, me parece un pudibundo e innecesario exceso, sobre todo en boca de alguno(a)s que no se distinguen por su labia inmaculada.
Argumentan que el FCE, aunque reconoce los méritos del autor de más de 70 títulos de diversos géneros, no merece semejante gañán para impulsar la edición de libros y promover su lectura pero, como bien apunta el estimadísimo periodista Diego Petersen “lo lépero no quita lo inteligente” y Taibo II es uno de esa especie. No entiendo dónde o en qué andaban y por qué no manifestaron su nutrido encono verbal cuando nuestro culto, letrado y connotado histrión, Sergio Mayer, se convirtió en diputado y presidente de la Comisión de Cultura y Cinematografía.
Si el autor de libros publicados en 28 países, ganador de premios internacionales por sus novelas de género histórico, policiaco y negro queda finalmente a cargo de la prestigiosa instancia editorial, me tiene con menos pendiente que lo que ocurrió con Miguel de la Madrid Hurtado cuando, tras concluir su sexenio como presidente de la nación, ocupó la misma encomienda que hoy pretende Taibo, y con ello pudo haber sentado un precedente muy tentador para quien recién desalojó Los Pinos. ¿Alguien podría imaginar terror mayor?
Y en otro orden de ideas, instada por la celebración de la FIL cuya edición culmina hoy, quiero unirlos a mi festejo interior por el nacimiento, en ese mismo escenario, de la treintañera Paty Blue. Tres decenios, más de una docena de editores y promotores, un considerable montón de alumnos de crónica ociosa, de escuchas radiofónicos y lectores me han acompañado en todos estos años de anécdotas compartidas.
En especial, quiero rendir mi más sentido tributo a Toño Venzor, mi primer y sufrido editor en “El cuadratín”, aquel modesto tabloide que funcionó como órgano difusor interno en la FIL de 1988. Desde aquí y hasta donde estés desde que nos dejaste, te envío mi eterno agradecimiento y cariño.