¿Es Xóchitl?
Hagan un ejercicio. Salgan a la calle y pregunten a diez personas qué tanto les emociona del 1 al 10 Xóchitl Gálvez como candidata y me avisan si alguien sabe quién es.
La senadora panista ha generado un inusitado entusiasmo en el círculo rojo de la oposición, los medios y redes sociales como Twitter al grado de que algunos hablan artificiosamente de la “Xochitlmanía”. Sin embargo, ese fulgor difícilmente es transferible a una base popular que convierta a la legisladora en la candidata que derrotará a Morena.
De manera repentina, dos encuestas de EL FINANCIERO difundidas en la última semana la colocan como la candidata de la oposición con la opinión más favorable por encima de Enrique de la Madrid, Santiago Creel y Beatriz Paredes.
En la encuesta publicada ayer, el 20 por ciento de los consultados ignoró quién era Xóchitl. Inexplicablemente, según ese mismo ejercicio demoscópico, todavía son menos conocidos De la Madrid (21%), Creel (28%) y Paredes (30%), los dos últimos políticos de amplia carrera y exposición mediática. En intención de voto la senadora panista empata con Creel.
Claramente hay una operación para posicionar a Xóchitl como la candidata de la oposición. El impulso cupular de su candidatura aunado a su carisma han resultado en una ecuación hasta el momento favorable. Nada hay de malo; es parte del juego democrático.
Lo que todos se preguntan es si la figura de Xóchitl alcanzará para vencer a Morena. Pero lo que en realidad deberíamos preguntarnos es si Xóchitl representa un modelo y propuesta de país a futuro.
La senadora posee atributos como candidata y producto electoral: mujer, indígena, empresaria, mal hablada, auténtica, inteligente y furibunda para las ocurrencias (en el senado se disfrazó de dinosaurio y se encadenó a una silla).
Llegó a la política en el sexenio de Vicente Fox como responsable de la Oficina para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Su ingreso fue por mérito propio, como parte de los llamados “headhunters” que usó el panista para conformar su gabinete.
Es empresaria, ingeniera en computación y, según ha declarado, arrastra un pasado marcado por la violencia. En una entrevista contó que atestiguó cómo su padre persiguió a su madre con una escopeta.
Sin duda Xóchitl es la candidata que necesita el Frente Amplio por México. Ahora, lo que México necesita no es un candidato o candidata (esos sobran en todos los partidos). Lo que México necesita es un proyecto de país que corrija el rumbo que marcaron los gobiernos neoliberales (incluida la Cuarta Transformación). Y eso, señores y señoras, no se consigue en una semana a fuerza de encuestas, trending topics y sobrexposición en medios nacionales.
jonathan.lomeli@informador.com.mx