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Érase una vez en Hollywood

“Perros de reserva” la primer película de Quentin Tarantino está por llegar a su 30 aniversario, fue filmada de manera independiente, alejada de los modos corporativos del Hollywood de entonces -y por lo tanto se queda sin nominaciones al Oscar-. Su estreno internacional es una empresa que requiere de varios años, en México su lanzamiento casi coincide con su ingreso al Olimpo, cuando filma “Pulp Fiction” (1993), que recibe 7 nominaciones y es producida por los hermanos Weinstein, los productores más groovies del momento, quienes también presumen la bandera de la independencia.

Con “Pulp Fiction” la estética de Tarantino impacta de manera radical en el estilo de filmar de una generación. Con “Erase una vez en Hollywood” se nos revela, de una manera clara, que aquel humilde empleado de una tienda de videos sigue siendo uno de los cineastas más importantes de nuestro tiempo. Sus películas definen los modos de entender al relato.

Dueño de un estilo que cualquier cinéfilo despistado puede reconocer (fusión de violencia extrema con humor negro, ingeniosos diálogos sobre la cultura pop y constantes citas fílmicas, Tarantino redefine a los géneros cinematográficos tradicionales, en particular el film noir y el western. Los géneros que son los pilares fundacionales de la masculinidad norteamericana.

“Érase una vez...” tiene esas características, pero también ofrece una novedad, que nos permite situarla al lado de “Roma” de Alfonso Cuarón: es una evocación a una ciudad, que en muchos sentidos ya desapareció. La película 9 de QT reconstruye un Los Ángeles que es casi imposible reconocer, además ofrece un emotivo paseo por las salas de cine que fueron parte de su infancia.

“Érase una vez…” ha despertado un amable (algo muy extraño) debate en las redes, sobre las virtudes (o en su caso ausencia) de un relato casi minimalista, su curiosa fábula revisionista, que describe el ya lejano momento en el que Hollywood se transforma en un enorme set de televisión y reconstruye uno de los más sangrientos episodios de la “fábrica de sueños”. Tarantino entrega su película más personal, una obra definida por la nostalgia y una declaración de amor a una ciudad y a una leyenda llamada Hollywood.

Para la próxima entrega del Oscar las categorías de Mejor Diseño de Arte, Vestuario y posiblemente Coactuación Masculina ya tienen un serio contendiente. 

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