Ideas

Entre la Salvat y el Chat GPT

La humanidad y sus ansias por saberlo todo, conocerlo todo, verlo, saborearlo y hasta olerlo todo, me sigue conmoviendo. Los avances tecnológicos, aunque a veces parezca que estamos completos como estamos, siguen sofisticándose y siguen, al menos desde el punto de vista teórico, queriendo ayudarnos a vivir una vida más práctica, más tranquila, más sana, menos complicada. 

Y es que sí, hace años no podíamos imaginar ahorrarnos la vuelta el domingo a un centro de videos donde un apasionado del cine (que había escogido ese trabajo por una razón particular) nos sugiriera una película o tal o cual género. Ahora, desde la comodidad del sofá, abrimos un catálogo inmenso, casi infinito de películas de cualquier gusto, nacionalidad o época. Lo mismo pasa con la música; algunos de nosotros conocíamos por su nombre de pila al que era mucho más que un empleado en una tienda de discos, este particular amigo ya había escuchado tantos más álbumes y álbumes que nosotros solo esa semana y nos recibía con gusto para pasarnos los nuevos lanzamientos o descubrimientos. Las grandes plataformas donde escuchamos música no sustituyen eso, la curiosidad es nuestra y la oferta es maravillosa, pero el contacto humano, ¿dónde quedó?

Desde que este mundo es mundo moderno, es decir, desde que nació internet, las enciclopedias de varios tomos y colores híper formales que ocupaban libreros enteros fueron desapareciendo poco a poco. 

Siento, no lo sé con certeza, que fue la generación Millennial la última que hizo tareas y recurrió a buscar por orden alfabético, que dependiendo del objeto de búsqueda, fue a una y otra temática: sobre política o en la de ciencias naturales. 

Llamábamos por teléfono a algún compañero porque no habíamos anotado bien la tarea y teníamos la mayoría de las veces que saludar a la mamá o al papá o a algún hermano que anduviera por ahí hasta llegar a Raulito, quien estábamos seguros sí había anotado perfectamente bien la tarea. 

Ahora, en muchas escuelas, profesores han resuelto que los deberes y obligaciones de los estudiantes están puestos en plataformas o, lo que es peor, entre mamás resuelven que tienen que hacer sus hijos. Los niños, los jóvenes, pierden competencias sociales. Pero claro, entiendo, es mucho más fácil que estén puestas en “la nube” y definitivamente mucho más práctico.

En los últimos meses, hemos sido testigos de la evolución que ha tenido la inteligencia artificial con el lanzamiento por parte de la empresa OpenAI del Chat GPT, y aunque no conozco a nadie que no encuentre errores en el programa o la plataforma, sería extraño que no los tuviera, yo no perdería de vista el factor humano.

Por supuesto que es una gran herramienta, pero lo que leo es que la tecnología en muchas ocasiones se vive como el propósito y no como el brazo que habría de conducir a la humanidad a tener más tiempo para vivir, para tomar el café, para no perder de vista al otro. En un mundo donde en el súper mercado se sustituyen máquinas por personas, prefiero ver la mirada de quien me desea unos buenos días y me sonríe al despedirse. En un mundo donde con algunas claras instrucciones pueda hacer un póster, mil veces antes las comento con una persona que piensa y siente.

Nada está mal, la humanidad tiene hambre de vivir mejor, pero no confundamos para qué queremos vivir mejor. Es todo.

argeliagf@informador.com.mx • @argelinapanyvina
 

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