Entre “juanitas, Juanito y manuelitas”
No cabe duda, la gente es una cuando se desenvuelve como la mayoría de la comunidad en que vive y muy diferente cuando llega a tener algún tipo de poder. Conocí a Manuel Velasco Coello cuando fue el diputado federal más joven de la Legislatura LIX (tendría 24 años), previamente había logrado similar proeza en su natal Chiapas, en donde fue diputado local a los 21 años; tiempo después continuaría imponiendo su juventud en el Senado de la República y en la gubernatura de la Entidad que lo vio nacer.
Nieto del querido ex gobernador de Chiapas, don Manuel Velasco Suárez, médico neurocirujano, Maestro Emérito en la UNAM, quien le sirvió a sus gobernados con sentido humanístico, amabilidad y buen tino, pero sobre todo con honradez.
Sin pretender demeritar las capacidades de Velasco Coello, vale la pena destacar que de joven inquieto y alegre, pasó a ser un hombre arrogante y de comportamiento soberbio con la gente de menores recursos -de acuerdo a las noticias llegadas de Chiapas- pero además, dispuesto a realizar cualquier tipo de negociación, con tal de verse beneficiado en sus aspiraciones de poder.
Como ejemplo de lo anterior, nos encontramos con que recientemente se convirtió en noticia nacional el rechazo del otorgamiento de licencia de parte del Senado de la República para que éste regresara a terminar su mandato de gobernador de Chiapas. No obstante, algunas horas después -tras algunas negociaciones-, la licencia fue conferida no sin antes confirmarse que cinco diputados federales de su partido, el PVEM, pasaban a formar parte de la bancada de Morena, con lo cual la organización del Presidente electo alcanzó la mayoría calificada en la Cámara baja y así convalidar las iniciativas de quien será el Ejecutivo federal a partir del día 1de diciembre próximo.
Por si ello no fuera suficiente, días después se dieron a conocer hechos, conversaciones telefónicas y un video de Manuel Velasco, en los cuales se comprometía -y cumplió- a encubrir delitos electorales de Ricardo Monreal (uno de los principales operadores políticos de Morena), lo que constituyó un escándalo político, además del delito de complicidad.
APUNTE
Para más, no pasó una semana de su regreso como gobernador, cuando las diputadas y regidoras titulares en aquella Entidad, renunciaran a sus cargos, para dar paso a que sus suplentes (varones), ocuparan las posiciones ganadas en las elecciones, dando paso al caso de las llamadas “manuelitas”, en alusión a las “juanitas” de antaño que cumplían el mismo objetivo, y el famosísimo “Juanito”, a quien Andrés Manuel López Obrador conminó públicamente para que renunciara en cuanto ganara la delegación de Iztapalapa, y así llegara una mujer.
Sí, la gente cambia. Es una cuando no tiene poder y otra cuando el poder se le sube a la cabeza.