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Entre el delirio y la incapacidad

Contundente fue la gráfica que Claudia Sheinbaum publicó en la red social X -bajo el título “¿Quién creen que ganó el debate?”- donde muestra el resultado de 12 casas encuestadoras -FotoMétrica, Meba, Electoral, El País, Datalink, Estimma, Goberarte, Algoritmo, De las Heras, TResearch, La Jornada y MetaMetrics- que muestran los resultados de los sondeos realizados durante y después del primer debate con los candidatos presidenciales. En todos, la candidata del oficialismo sale airosa en la percepción de la gente, donde la ventaja más grande es de 22.1 por ciento y las más cerrada muestra una diferencia de solo 3.1 por ciento.

Los resultados coinciden en su mayoría con lo expresado por los analistas de medios, politólogos y hasta la misma Xóchitl Gálvez quien reconoció en dos entrevistas de radio que estaba nerviosa -”presionada por los cambios en el formato del debate” (?)- que le dan ventaja a la frialdad y compostura de Claudia -defendiendo la bandera de Palacio- durante el ejercicio electoral del domingo por la noche.

Sin embargo, el resultado de percepción ciudadana del “debate” -para sorpresa- no fue recibido como se esperaba en Palacio Nacional y en la mañanera de ayer el mismo inquilino lo demostró diciendo que durante el “debate” solamente se habló de “Qué mal estamos en salud, qué mal en educación, qué mal en todo”. Entonces, ¿qué esperaba el presidente que se hablara? Y arremetió que no se ponderó “lo que se ha hecho en combate a la corrupción”, criticando que “toda la narrativa del debate fue eso, en reconocer absolutamente nada, es la narrativa de Televisa, Azteca, Reforma y El Universal”.

Seguramente el hombre que despacha en Palacio se imagina que el debate sería un “reconocimiento” a su administración, a que ya casi tenemos “el mejor sistema de salud del mundo -superando ya a Dinamarca-”, que “ya se acabó la Corrupción” y que “la violencia ha disminuido” -cuando todos los días se rompen el récord de asesinatos violentos-. AMLO refuto -con cara de enojo- que “Hemos padecido campañas de desprestigio; llegaron al extremo de acusarnos de dejar sin tratamiento a niños con cáncer, todo por su ambición desmedida por el dinero, porque es lo único que les importa y los mueve, los tiene enajenados, ese es su Dios, el dinero”.

Las consecuencias del “debate” nos permite confirmar dos cosas: Que el inquilino de Palacio está delirando -Confusión mental caracterizada por alucinaciones, reiteración de pensamientos absurdos e incoherencias- y que a la oposición -concretamente a Xóchitl Gálvez- le quedan dos debates, poco tiempo y -por lo demostrado el domingo- falta de argumentos y destreza para aspirar dar la sorpresa. O sea, estamos entre el delirio y la incapacidad.

¿Usted, qué opina?

Daniel Rodríguez

daniel.rodriguez@dbhub.net

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