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Enrique Alfaro: ¿15 días de ausencia?

Al final, quizá resulte que no fueron días entregados totalmente a la reflexión y la elección de nuevos proyectos de vida. Al final, probablemente pueda ser una mezcla entre paseo familiar o de amigos, y la oportunidad de algunas actividades de añeja afición, como el futbol. Puede ser eso u otras cosas, pero lo que debe quedar claro es que los 15 días de ausencia anunciados por el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, están plenamente apegados a la legalidad y no ponen en el más mínimo riesgo el funcionario del gobierno estatal.

¿Qué hace un gobernador?, me preguntaron. Se presentó la duda razonable después de conocerse su licencia.

De entrada, aseguro que no está ausente, entendido esto no como presencia física, sino como su permanente atención y recepción de comunicación sobre el Estado y su realidad cotidiana. Alfaro Ramírez es un personaje que se obsesiona con el conocimiento de los hechos, grandes y pequeños. Parte de su forma de proceder consiste en estar permanente informado de lo que atañe a su quehacer y el de sus colaboradores. Testimonios hay de sobra. 

Un gobernador, volviendo a la pregunta, toma decisiones.

No se puede esperar de él que esté a cargo de las cuentas en la Secretaría de la Hacienda Pública o contando el número de multas que aplican los policías viales. Tampoco se ocupa de la cantidad de árboles caídos o de seguirle la pista a los presidentes municipales.

El gobernador toma decisiones políticas y prácticas. Suple las tareas de los secretarios y funcionarios donde sus facultades legales entran en el terreno de la duda. Exige y autoriza movimientos extraordinarios donde la rutina y los presupuestos no lo permiten, porque las circunstancias lo ameritan. Debe hacerse cargo de esas cuestiones.

Y claro, representa al Estado y es titular del Poder Ejecutivo, etc. y etc., como lo estipulan la Constitución Política de Jalisco y la Ley Orgánica del Ejecutivo y los usos y costumbres.

Pero nada se detiene porque se ausente dos semanas, así sea para reflexionar sobre su destino inmediato.

Cabe, incluso con más pertinencia, otra pregunta: ¿Qué provocará la ausencia de Alfaro Ramírez?

De entrada, una agenda de trabajo más nutrida para quien estará a cargo de su oficina, Enrique Ibarra Pedroza.

Pero además, su ausencia temporal abrirá la puerta para que sea más visible, más mediático, el gobernador electo, Pablo Lemus Navarro. Mientras el mandatario en funciones no está, la figura de autoridad más visible y de influencia creciente, es el mandatario elegido en las últimas elecciones. Si quienes forman parte del gobierno estatal y los aparatos de gobierno y poder no lo han entendido, períodos como éste aceleran ese reconocimiento, ese reacomodo de las cosas.

Por otra parte, a propósito de la licencia de Enrique Alfaro, y para quienes adelantan que será definitiva y no regresará al cargo, olvidan que entre sus intereses prioritarios figuran las entregas de algunas obras y proyectos identitarios de su gestión, como la Línea 4 del Tren Ligero. Adicionalmente, querrá entregar de manera personal el poder a Lemus Navarro porque, precisamente, la llegada de su sucesor es la prueba de que su administración recibió una calificación aprobatoria de los jaliscienses, manifestada en las urnas electorales.

Y vale añadir: puede ser o no que en estos 15 días de licencia se defina si el gobernador saliente participa en esa aventura de entrenar futbolistas, pero lo que sí se está considerando es una plataforma política para el futuro próximo, y podría manifestarse en la emergencia de un nuevo partido político. Como dicen en broma: nadie lo dirá abiertamente, pero habrá señales.

Eso de la ausencia, es relativo.

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