Enfrentar la tragedia sin dinero
La devastación que dejó el huracán Otis en Acapulco ha desnudado la política pública del gobierno de AMLO. Lo ha mostrado paralizado, desinformado y sin nada que ofrecer a los damnificados.
Los damnificados serán los que paguen las consecuencias de que México no cuente con los ahorros suficientes para hacerle frente a la tragedia ni a los enormes gastos que significará la reconstrucción de la ciudad.
¿Cómo era posible que el gobierno estuviera emprendiendo grandes obras como la Refinería de Dos Bocas o el Tren Maya y que al mismo tiempo el gasto público fuera prácticamente el mismo?
Ahora lo sabemos: el gobierno de AMLO transfirió recursos que estaban asignados para la operación de las diversas dependencias y se apropió de los fondos disponibles en diferentes fideicomisos construidos a lo lago de muchos años.
Incluido el Fonden.
El Fondo de Desastres Naturales fue creado en 1996 por el presidente Zedillo, con la intención de ser un ahorro del gobierno para enfrentar las emergencias.
Las emergencias no avisan, simplemente ocurren y siempre ha sido buena idea estar preparados para hacerles frente. Siendo México un país propenso a sufrir todo tipo de desastres, como terremotos o huracanes, el contar con un dinero guardado para emergencias parecía una buena idea.
Pero no para López Obrador.
Dado que mientras no había emergencias, parecía que ese dinero no estaba siendo aprovechado. En total extinguió 109 fideicomisos y sus recursos pasaron a la Tesorería de la Federación, en donde el Ejecutivo tuvo manga ancha para gastarlos como quiso.
Ni siquiera se salvaron los esqueléticos fideicomisos que tenía el Conacyt para el apoyo de becas e investigación científica en México. También los acabó.
En total el gobierno de López Obrador se apropió de más de 65 mil millones de pesos de dineros que formaban fondos de ahorros. De los cuales, por lo menos 25 mil millones vinieron del Fonden. Entre los destinos favoritos estuvieron por supuesto, el Tren Maya.
Tren que se suponía que costaría 120 mil millones de pesos, pero que ya va arriba del medio billón. Una cifra astronómica para un proyecto del que ni siquiera se sabe si algún día dejará de perder dinero.
Para 2021 el gobierno creó el Programa Nacional para Atención de Emergencias por Desastres Naturales, programa que técnicamente sustituye al Fonden. Pero con una gran diferencia.
Mientras el Fonden obligaba al gobierno a generar un ahorro cada año para enfrentar las emergencias, el Programa sustituto tendrá o no dinero, dependiendo de lo que Hacienda le haya asignado del presupuesto.
¡Vaya desastre!
Es por eso por lo que ahora, de los 41 mil millones de pesos que tenía el Fonden en 2018 cuando inició el gobierno de AMLO, este año el programa sustituto apenas cuenta con 11 mil millones.
El gobierno de López Obrador ha entrado en una fase crítica producto de sus propias malas decisiones. Le apostó a que nunca habría un desastre importante: canceló seguros, eliminó ahorros y buscó disponer de todo el dinero que pudo para financiar sus obrar predilectas.
Hoy la emergencia nacional en Acapulco le ha estallado en la cara, el presupuesto para 2024 deberá ser pasado por cirugía mayor para reasignarlo de acuerdo con el tamaño de la tragedia.