En positivo
La percepción de México en Estados Unidos es una mezcla de esperanza y preocupación. La integración económica, los crecientes lazos de intercambio y el flujo constante de personas y mercancías han posicionado a nuestro país como una oportunidad única de desarrollo. Sin embargo, las narrativas electorales han pintado la frontera con México como una amenaza. Aunque esta percepción es errónea, muchos estadounidenses creen que al Sur de la frontera hay un desastre que requiere atención urgente.
La realidad es que los tomadores de decisiones reconocen el momento de oportunidad que vive México, impulsado por las condiciones geopolíticas y la transformación industrial en Estados Unidos. Esta expansión económica ha permitido que nuestra economía mantenga estabilidad, aunque con un crecimiento modesto en las últimas décadas. Sin embargo, la inseguridad ha ganado protagonismo en el debate político estadounidense, subrayando la importancia de la colaboración con las autoridades mexicanas para controlar las actividades ilícitas de los grupos delictivos internacionales.
La detención de los líderes del Cártel de Sinaloa en El Paso, Texas, ha elevado el tema al máximo nivel del debate electoral. Este evento permitió a los demócratas responder con hechos a las afirmaciones de Donald Trump sobre el poder de estos grupos, justificando acciones más contundentes por parte del Gobierno de Estados Unidos. En los próximos 100 días, antes de las elecciones de noviembre, este tema será recurrente.
Independientemente de las consecuencias de la detención en México, este hecho llamará la atención de los actores políticos y podría convertirse, junto con la migración, en un motivo de discordia en la lucha electoral. El relanzamiento de la campaña demócrata, con Kamala Harris a la cabeza, ha dejado de lado el impacto del atentado contra su contrincante republicano, creando una nueva narrativa que presagia una competencia reñida en la cual los temas relacionados con México serán recurrentes.
La atención sobre México será positiva, ya que, independientemente del resultado de la elección, la relación con nuestro país crecerá en importancia. Esto abrirá oportunidades para establecer nuevas propuestas para regular la migración, consolidar la plataforma económica de Norteamérica, facilitar el tránsito de personas en la frontera y abordar las disputas con China y Rusia. Lo que inicialmente podría parecer una ola de notas negativas sobre México podría traducirse en que la relación entre los dos países se convierta en una prioridad en la agenda política y diplomática de Washington, ofreciendo oportunidades de negociación para soluciones estructurales más estratégicas.
En cualquiera de los dos escenarios posibles: el triunfo de Kamala Harris como la primera presidenta de Estados Unidos o el regreso de Trump a la Casa Blanca, se abrirán oportunidades después de una tormenta de debates sobre migración, tráfico de armas, fentanilo y relaciones comerciales con México. Con la frontera más activa del mundo, cruzada por más de un millón de personas al día, con más de 30 millones de mexicanos viviendo al otro lado de la frontera, con una relación comercial de más de 600 mil millones de dólares al año y con una nueva generación de mexicanos decididos a avanzar en las relaciones entre los dos países, seguiremos por la ruta de la integración económica, la negociación política y la conformación del bloque norteamericano en seguridad.
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