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En la visita de hoy no hay “otros datos”

Hoy será la tercera visita de Andres Manuel López Obrador a Washington. La primera fue el 8 de julio de hace dos años -2020-, pero a visitar a Donald Trump. Se iba a reunir con el personaje a quien tanto criticó en su libro ‘Oye Trump’ -escrito antes de llegar a la presidencia-, donde le plantea propuestas para defender a los más de 11 millones de mexicanos indocumentados que se estima hay en Estados Unidos.

En aquella ocasión López Obrador dijo “voy representrándoles y no tengan la menor duda, lo voy a hacer como ustedes se lo merecen, con decoro y mucha dignidad”. Su promesa fue de no sentir avergonzado al pueblo mexicano.

Después de la reunión, en México hubo las críticas por la posición ‘agachona’ que asumió y en Estados Unidos hubo indiferencia. López Obrador no se reunió con legisladores demócratas para balancear diplomáticamente la visita, ni tampoco con miembros de la comunidad mexicana y en la entrevista de mandatarios no se habló de migración, sólo del acuerdo comercial del que Trump dijo que era “histórico”.

El segundo viaje a la capital norteamericana fue en la tercera semana de noviembre del año pasado, donde se reunió de manera relámpago con el presidente Joe Biden y con el Primer Ministro canadiense Justin Trudeau, en la reunión trilateral de comercio.

La visita que hoy hace nuevamente a la Casa Blanca no será ‘un picnic’, sino una reunión cordial en el saludo, pero intensa en los asuntos a tratar y donde nuestro presidente no será quien marque los temas de la agenda como lo dijo la semana pasada. En los asuntos a tratar hay interés mutuo y corresponsabilidad.

El tema migratorio, porque México es el principal expulsor de migrantes y antesala de quienes provienen de otros países, será prioritario en la conversación. La agenda política de Biden -en muchos sentidos- pasa por México. Las promesas del presidente estadounidense de arreglar el problema migratorio y su imposibilidad de lograrlo le ponen obstáculos políticos y la ayuda que le pueda proporcionar el presidente mexicano es vital para la ‘salud’ de los demócratas cuando se está entrando en los tiempos electorales. Y otros asuntos necesarios de exponerlos - y que también afectan políticamente a Biden- son el tráfico de armas y narcotráfico. Los tres temas combinados tienen un común denominador para Estados Unidos: seguridad.

Y esa seguridad es lo que más preocupa a Biden y en ella mucho puede colaborar México, porque en los principales problemas -migración, narcotráfico y armas- estamos involucrados. Atenuada la seguridad, el presidente estadounidense podrá estar en condiciones de enfocarse con más tranquilidad en los otros escollos como son la economía interna y los conflictos internacionales -como Ucrania- de los que Estados Unidos es parte medular.

Sin embargo, López Obrador no deberá llegar a la reunión  ‘sobrado’, sabedor de que se necesita de su ayuda para darle seguridad al vecino. Deberá estar consciente que su desaires -como no felicitar en tiempo a Biden por su victoria electoral y su ausencia a la Cumbre de las Américas-, irracionales propuestas -como encabezar un movimiento para desmontar la Estatua de la Libertad- y retrogradas posturas -como son las energías renovables y amenaza a las inversiones norteamericanas en el sector- no son para esperarlo con una sonrisa de oreja a oreja y sí con una posición de extrañamiento a sus planteamientos.

La visita a Trump fue una simple cortesía para finiquitar simbólicamente el acuerdo comercial. La de hoy, es una visita diferente y de mucho contenido, en donde López Obrador no tendrá ‘otros datos’ - serán datos reales- y una prueba de fuego para conocer la capacidad real como negociador y diplomático que es nuestro presidente. ¿Usted, qué opina?

daniel.rodriguez@dbhub.net

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