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En inundaciones, sí cambió la historia… para peor

Hoy se cumple una semana de que se registró la primera gran tormenta del temporal 2023 que no ha dado tregua los últimos seis días.

Sin embargo, ninguna de estas fuertes y prolongadas lluvias se ha tratado de una precipitación pluvial récord como ocurrió el año pasado, cuando a estas alturas había ocurrido ya la más intensa de los últimos 39 años por la cantidad de agua que se acumuló en sus más de tres horas de duración. 

Por esta razón no es exacto hablar de los estragos de la lluvia, no nos confundamos ni normalicemos estos desastres. 

Es necesario entender que todas estas catástrofes ocurridas hasta hoy se deben a una conjunción de factores y negligencias de la autoridad principalmente, pero también de los ciudadanos.

No debemos perder de vista que la falta de prioridad que dan los gobiernos a la inversión en infraestructura hidráulica (alcantarillas, drenajes, colectores, etc.), su incumplimiento en el mantenimiento del poco e insuficiente equipamiento que existe, y la corrupción e impunidad que existe para permitir edificaciones y viviendas que obstaculizan las rutas del agua de manera arbitraria, y la irresponsabilidad ciudadana de tirar basura y desechos en espacios públicos maximizan las afectaciones al inaceptable grado de que en siete días de aguaceros normales, sean ya tres las víctimas mortales en este arranque de temporal, y miles, la mayoría de escasos recursos, los que han visto afectados sus patrimonios por las inundaciones de sus autos o sus viviendas, o todas las pérdidas que les genera a muchas familias la pérdida de tiempo y las llegadas médicas, laborales o escolares tardías por los colapsos viales que se registran en las avenidas más importantes de la metrópoli a la menor provocación hídrica. 

Generaciones van y generaciones vienen en nuestra clase política y gubernamental, y no hay autoridad, de ningún signo político, que se haya tomado en serio el trabajo de plantear una solución a largo plazo, pero que se vaya construyendo paulatina pero constantemente, y que vaya mitigando las amenazas que ahora se agigantan más cada temporal en contra de la población.

El cambiar la inercia de la visión mediocre, cortoplacista y mezquina de que las tuberías por estar enterradas y no verse, no son rentables electoralmente, ha quedado sólo en promesas de campaña. Habrá que ver cómo hacemos para obligar a los candidatos que están próximos a salir a la calle de nuevo a priorizar y cumplir en este tema crucial en la gestión de la ciudad, pero por lo pronto es inaplazable exigir que los responsables actuales expliquen por qué fallaron y qué harán para que las inundaciones del temporal que inicia dejen de joderle la vida a miles de jaliscienses.  

jbarrera4r@gmail.com

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