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En busca del perfil sano de los políticos

Dentro de la psicología política existe un enlace con el estudio de la biografía y el perfil de los políticos y funcionarios públicos que, a su vez, hace frontera con la psicología clínica, en especial con la psicopatología, para así contar con las herramientas adecuadas para investigar, analizar y dictaminar la salud mental de un aspirante a un cargo público, sea por elección o por asignación.

Así como ya se estudian los perfiles de propensión a la corrupción de un policía, de igual manera se deben de implementar los procedimientos necesarios para detectar, a tiempo el arribo de personas insanas al poder, y evitar que hagan más daño que bien.

Hay licencias para conducir un automóvil o para ejercer una profesión, no cualquiera lo puede hacer. Y hasta el momento, quien sea puede lanzar su candidatura a diputado o a regidor y más aún, a gobernador o presidente, sin contar con una licencia que lo considere apto para tal función.

La Cofepris en México, como la FDA en EU, se encargan de revisar qué medicamentos o productos cumplen con las normas antes de salir al mercado y ser consumidas por el público. Una forma de cuidar a la población, para que no ingieran productos que hagan daño.

En muchos otros aspectos, la sociedad se asegura que los cargos de responsabilidad sean sólo conducidos por personas aptas, como el piloto de un avión, o el de un cirujano. Pues lo mismo urge hacer con los políticos y funcionarios. Ninguna persona con psicopatologías y adicciones debería de ser apto para asumir un cargo de responsabilidad social.

Por carismático, buen orador, o de larga trayectoria y experiencia que sea, si no es una persona “sana” no es apta para que reciba poder público en sus manos, pues es proclive a no hacer buen uso de él y hasta daño podría hacer. Por ello, existe un permiso para portar armas. Lo que sería análogo a un permiso para el uso del poder. 

La sociedad se necesita asegurar que las personas que reciban el poder, harán un uso correcto e inteligente de él, pues de lo contrario se está en riesgo de que perjudiquen más el bienestar social.

La psicología política y sus ramas afines ya cuentan con las bases conceptuales para definir quién es una persona sana y quién no lo es, hay muchos indicadores, cuestionarios y pruebas que lo pueden avalar y sustentar. Además un comité de expertos, puede hacer un dictamen seguro y objetivo que permita otorgar una licencia para ejercer el poder o rechazar al candidato, tal y como ya se hace en la selección de personal en muchas empresas. En un banco nunca se contrata a un cajero con tendencias a la cleptomanía, por ejemplo. Ni a un conductor de Uber con tendencias sociopáticas.

Con el fin de anticiparse a que un megalómano, un narcisista o un sociópata ocupen cargo alguno, la sociedad necesita proponer, implementar y ejecutar un organismo descentralizado que otorgue las licencias para el ejercicio del poder, sin la cual no se podrá acceder a un cargo de elección popular, ni a un cargo ejecutivo o de dirección en el Gobierno.

Puede ser una propuesta atrevida, que habrá que afinar, pero es inaplazable, pues ya no podemos quedarnos con los brazos cruzados y que nos gobiernen personas no aptas ni sanas para ejercer el poder.

dellamary@gmail.com

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