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En Tapalpa, militares dijeron “No” a la Policía estatal

Por segundo fin de semana consecutivo, se repitió en Jalisco otro episodio de violencia de alto impacto relacionado con los grupos de la delincuencia organizada que han sentado su dominio en cada vez más regiones de la Entidad.

Ahora el sobresalto vino en Tapalpa, donde el Ejército mexicano pudo detener por fin a Juan Carlos “P”, alias “El CR”, quien era catalogado como el jefe regional del cártel Nueva Generación en esta zona de montaña y a quien culpan de haber privado de la libertad en diciembre del año pasado al coronel José Grimaldo Muñoz, cuando vacacionaba en ese municipio turístico.

Apenas la semana pasada recordábamos aquí aquel desafío delincuencial contra un mando militar por el que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) movilizó a más de dos mil elementos para su búsqueda, por un anuncio similar que hicieron el martes pasado del envío de más de mil efectivos a Teocaltiche, para detener a los asesinos de los tres soldados que acribillaron el domingo 19 de noviembre. Como apunté aquí, tres días después de ese aviso, la población de aquel municipio de la región Altos Norte no percibía esa presencia militar extraordinaria prometida.

Además del terror con el que amanecieron los habitantes de Tapalpa por la movilización militar en tierra y aire, con disparos desde los helicópteros contra la célula criminal que encabezaba el “CR”, y la posterior respuesta con tres narcobloqueos en carreteras aledañas, el operativo castrense del sábado dejó en claro que estamos lejos de la coordinación de trabajos entre fuerzas castrenses y corporaciones policiales civiles, ya sean federales, estatales o municipales. También evidenció que persisten las desconfianzas entre unos y otros por los altos niveles de infiltración delincuencial.

Según reportes oficiales, los policías estatales de la Base Regional de Zapotlán El Grande recibieron un aviso del C5 de que había detonaciones en Tapalpa. Eran las 08:30 horas que inició el operativo militar del que nunca fueron avisados ni ellos ni sus superiores.

En el informe se relata que llegaron hasta las 10:00 horas a la Colonia La Loma, de Tapalpa. Lo que no explican es por qué antes no llegaron las unidades de la Policía estatal que se supondría patrullan permanentemente ese municipio que tiene título de Pueblo Mágico, o si de plano esa mañana de sábado no había presencia de la Policía estatal, lo que despertaría muchas otras suspicacias.

Lo que también queda consignado es que cuando llegaron al lugar de los hechos, encontraron los vehículos baleados, y personal de la Guardia Nacional y del Ejército, cuyos altos mandos les dijeron que no habían solicitado ningún apoyo “de esta Comisaría Regional”.

Fue cuando los militares le dijeron “No” a la Policía estatal y tuvieron que dejar la zona “encontrándose el servicio ya controlado”.

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