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En Pekín también se cuecen habas

La ciudad francesa de Nantes tiene un Museo Histórico precioso en el que fue el castillo de los duques de Bretaña.* Hubo ahí primero una fortaleza del siglo XIII, pero la actual construcción es del XV, y en el XVI adquirió los perfiles de un refinado palacio renacentista gracias a Francisco II, último duque de la Bretaña independiente, y a su hija Ana, dos veces reina de Francia por sus matrimonios sucesivos con Carlos VIII y Luis XII.

Bueno, pues el Museo tenía programada para este otoño una gran exposición con el título de El hijo del cielo y las estepas: Gengis Kan y el nacimiento del Imperio mongol, de China a Europa, para la cual, como en todo museo que se respete, su director, Bertrand Guillet, comenzó desde hace tres años a tejer todos los arreglos que implica una muestra importante, donde se reúnen piezas en préstamo de distintas instituciones del mundo. Sobre todo, dio principio a la colaboración con el museo chino con las colecciones más importantes de arte mongol, que está en la ciudad de Hohhot (Mongolia Interior) y prestaría 225 piezas.

Gengis Kan unificó a principios del siglo XII a las tribus nómadas de Mongolia y fundó un inmenso imperio que se extendió a sangre y fuego desde la Europa oriental hasta el Pacífico, desde Siberia hasta Mesopotamia, la India e Indochina. Su nieto Kublai Kan, el primer emperador de la dinastía Yuan en China, fue a quien conoció Marco Polo. Gengis Kan es visto como gran héroe por los mongoles, pero no tanto por incontables poblaciones arrasadas por sus hordas. Los turcos sí lo quieren, pues descienden de esos pueblos de las estepas.

Volviendo a la exposición en Nantes, todo iba según los planes (aunque por la pandemia la inauguración se había pospuesto a principios de 2021) cuando de repente, el pasado agosto, mandan decir de Pekín que no sueltan las piezas comprometidas si no se cambia la exposición de modo que no contenga las palabras Gengis Kan o Imperio mongol, ¡ahí nomás! En un comunicado oficial, el director Guillet explica que los gerifaltes chinos exigían modificar “el contenido de la exposición”  y controlar “el conjunto de sus producciones (textos, cartografías, catálogo, comunicación)… la nueva sinopsis propuesta, escrita por la oficina del patrimonio de Pekín, aplicada como una censura del proyecto original, incluye entre otras cosas elementos tendenciosos de reescritura que buscan hacer desaparecer totalmente la historia y la cultura mongolas en aras de una nueva narrativa nacional”. Y concluye el funcionario francés: “hemos tomado la decisión de detener esta producción en nombre de los valores humanos, científicos y deontológicos que defendemos”.**

El régimen del actual emperador chino, Xi, ha endurecido notablemente su trato a las distintas minorías cuasiahogadas por los miles de millones de la mayoría han. Se ha cebado en los últimos años con los uigures, y ahora acosa a los seis y medio millones de mongoles, a quienes está forzando a abandonar su lengua al imponer en las escuelas la enseñanza en mandarín.
Como por aquí anda suelto un aspirante a emperadorcito, bien harían los académicos, científicos y miembros de la comunidad cultural en ir poniendo sus barbas a remojar, no sea que… huy, pues sí: ya se le ocurrió.

*https://www.chateaunantes.fr/le-chateau/histoire/
**https://www.lefigaro.fr/arts-expositions/la-chine-obtient-le-report-d-une-exposition-sur-la-mongolie-a-nantes-20201013
 

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