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Elefantes blancos

En el lenguaje coloquial se le llama elefante blanco a las grandes obras hechas con recursos públicos que quedan inconclusas después de una fuerte inversión.

Por similitud también se le llama elefante blanco a una obra cuya utilidad es escasa o nula en relación con su inversión, así como a las construcciones o infraestructuras que tienen un costo de mantenimiento superior a los beneficios que aportan, como es el caso de Petróleos Mexicanos, que tiene pérdidas anuales de cientos de millones de pesos, siendo un complejo de actividades múltiples relacionadas con el petróleo por lo que sería más costeable suprimir todas aquellas operaciones que generan las pérdidas y dejar las que sean productivas, además de recortar gastos superfluos y ajustar la abultada nómina que mantiene a 125 mil 700 trabajadores, cuando otras empresas petroleras con la mitad de su personal son altamente productivas. Pemex es una empresa múltiple productora de petróleo, transportista, exploradora y refinadora.

 Los elefantes blancos se generan por varios motivos, casi todos ellos no exentos de corrupción, con mala planeación en su diseño, presupuestos inflados, fallas en la estimación del tiempo que duran las obras contratadas para ampliaciones o mantenimiento, y presupuestos inflados.

 En principio no debería iniciarse ninguna obra que no se pueda terminar durante el periodo del funcionario que la inició, a menos que se constituya un fideicomiso por el valor total de la obra que no se pueda terminar en el periodo respectivo, pero que se dejan recursos suficientes para concluirla.

Un ejemplo de elefante blanco es la biblioteca José Vasconcelos al norte de la Ciudad de México, que fue inaugurada a medio terminar en el año de 2006 y a la fecha continúa con problemas de acabados. En el año 2007 cerró sus puertas casi dos años para concluir los trabajos pendientes, el auditorio, un jardín botánico, el restaurant, la cafetería, una galería y los elevadores. Sin embargo, a la fecha continúa con problemas de filtraciones que ponen en peligro le conservación de 800 mil volúmenes que representan el 50% de la capacidad planeada.

Con el cambio de administración federal en 2018, el programa de austeridad afectó a la biblioteca, eliminando plazas eventuales y por honorarios afectando la operación en un 64%.

Después de 12 años de la fastuosa inauguración en la que estuvieron presentes los escritores más representativos como Carlos Fuentes, Enrique Krauze, Alí Chumacero, entre otros, se presentó en el discurso inaugural como el “palacio de la lectura” que sería una red de siete mil 100 bibliotecas que atendería a 4.5 millones de usuarios al año y contaría con dos millones de libros, lo cual no cumplió el presidente Fox, creando este precioso elefante blanco que lucha por sobrevivir.

En la reestructuración se planea dividir el acceso cultural en dos sedes: la Vasconcelos con el acervo contemporáneo y la México con lo antiguo.

El número de elefantes blancos en toda la república mexicana es incalculable; a lo largo y ancho del país se pueden encontrar obras inconclusas o subutilizadas como la presa Paso Ancho en Oaxaca, y el Hospital de la Mujer en Zacatecas.

Una buena labor de la Secretaría de Obras Públicas sería levantar un inventario nacional para incluir en el próximo presupuesto los suficientes recursos para concluir obras y rescatar a los elefantes blancos.
 

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