Electrocutados de nacionalismo
Un buen amigo tapatío, experto internacional en temas energéticos, fue demoledor cuando le consulté qué le parecía la compra, a la empresa española Iberdrola, de 13 plantas de generación eléctrica por seis mil millones de dólares a través de la empresa Mexico Infrastructure Partners, que el Presidente Andrés Manuel López Obrador, junto con los propietarios y directivos de esa firma a los que mucho tiempo denostó y llamó saqueadores, anunció el 4 de abril pasado desde el Palacio Nacional que habita.
Esto fue lo que me dijo:
“Es una mala señal. Era innecesario e Iberdrola aprovechó para aventar el arpa”.
-¿Se debe a su visión nacionalista o por qué AMLO sigue en esa ruta?-, le insistí.
“Son puros mensajes políticos caros. Quería tener su día en que nacionalizaba algo y pues échenle 6,000,000,000 USD”.
Y remató:
“Las decisiones de AMLO ya no se pueden analizar a la luz de la economía o las políticas públicas sino de la psiquiatría”.
Lo preocupante es que muchos otros especialistas en la materia coinciden en que esta operación, que tuvo nula socialización pese al gusto por las consultas populares que tiene el Gobierno de la autollamada cuarta transformación, le convino más a la empresa Iberdrola que al Gobierno mexicano y por consiguiente significará una pérdida para el país.
Pese a todas estas críticas, el Presidente insistió la semana pasada que se trató de una buena decisión, ya que esas plantas, que serán operadas por la Comisión Federal de Electricidad (CFE), consolidarán a esa empresa pública como la mayor generadora de energía eléctrica en el país al pasar del 39.6 al 55.5 por ciento.
Están también los cuestionamientos de que aunque efectivamente la CFE obtiene así más mercado, también se hace de tecnología sucia y antigua que le vendió Iberdrola y con lo que presumió en su comunicado luego de la transacción que “la compañía continúa siendo el principal generador privado de energías renovables en México e impulsa el cumplimiento de sus compromisos de descarbonización”.
Por todas estas críticas, esta operación recuerda la compra a sobreprecio que hizo de la planta de Agronitrogenados Emilio Lozoya en el sexenio de Enrique Peña Nieto, uno de los motivos por los que está encarcelado, y por lo que también fue a prisión en 2019 Alonso Ancira, dueño de la siderúrgica Altos Hornos de México (AMSA), hasta quedó libre en 2021 luego de pactar devolver al Gobierno mexicano 216 millones de dólares que debe terminar de pagar en noviembre de este año.
El Presidente descartó que en el caso de las plantas compradas a Iberdrola se traten de chatarra, al asegurar que aunque algunas operan desde hace más de 20 años, son más modernas que las de la CFE y la inversión se recuperará en una década.
Veremos, pues, si eso ocurre y no queda todo en electroshock de nacionalismo.
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