Elecciones virtuales
La cosa de las tendencias es que son tendencia hasta que se repiten tanto que pierden el chiste. Eso es lo que le está pasando a los que ya andan en precampaña: contratan asesores carísimos con experiencia internacional para recomendarles obviedades. Por ejemplo, mostrarse en las redes sociales, así como si no se dieran cuenta. Ser falsamente naturales. Cuando la verdad es que cada episodio “espontáneo” conlleva una planeación de días enteros y mucha gente que interviene para sugerir cómo ganar votantes a partir de una ilusión de cercanía.
Los políticos están en la etapa en la que se convierten en vendedores que se esfuerzan demasiado en caer bien para garantizar su comisión
Así tenemos al frentista de Ricardo Anaya haciendo famoso al pobre de Mateo, que tal vez cuando sea grande le reclamará a papá haberlo hecho pasar tantas vergüenzas. O a AMLO sonriendo durante su corte de pelo, en el mismo lugar de confianza al que acude siempre (ante todo un hombre de tradiciones). Y cómo olvidar a la independiente Margarita Zavala, que abre las puertas de su casa para dejarnos entrar desde la comodidad de nuestros dispositivos móviles como si fuésemos amigos de toda la vida. Los políticos están en la etapa en la que se convierten en vendedores que se esfuerzan demasiado en caer bien para garantizar su comisión. No importa si funciona o no, ellos creen que eso es lo que quiere la gente.
Sus intervenciones se han vuelto material de memes porque muy pocos se sienten identificados con las historias que se inventan como la de hace unos días con el Presidente Enrique Peña Nieto quien revivió la metida de pata inolvidable de la Feria Internacional del Libro. Una noticia falsa, según él, porque no lee poco.
Hace falta ver propuestas que sean por lo menos creativas. Sobra decir que en esta clasificación entra el famoso jingle de Movimiento Naranja que tiene la virtud de quedarse dando vueltas en la cabeza de quien lo escucha. Puede ser que para algunos no agrade el partido, pero por lo menos nos queda reconocer que la estrategia no es indiferente.
El deber de estos precandidatos, desde ahora, es encontrar mecanismos de comunicación eficientes que generen conversaciones con las personas que pretenden gobernar
Preocupa este escenario de trivialidades pensadas para ganar votos, en el que se aporta poco para el desarrollo del país, pero mucho para el ridículo. Si ya nos van a bombardear meses enteros con la publicidad, por lo menos que haya un esfuerzo por hacerla interesante. De otra forma los ciudadanos se concentran en volverse apáticos, sacarles la vuelta, apagar la radio o televisión para no tener que soportar un spot más. El deber de estos precandidatos, desde ahora, es encontrar mecanismos de comunicación eficientes que generen conversaciones con las personas que pretenden gobernar. Porque para llegar a la silla presidencial sobra decir que nos necesitan. Van a tener que inventar algo mejor que lo que hemos visto hasta hoy.