Elección incompleta
Es el voto de castigo adelantado de los pueblos indígenas del Norte de Jalisco a todas las autoridades.
Las comunidades wixárikas de San Sebastián Teponahuaxtlán, en el municipio de Bolaños, y otras más en Mezquitic, finalmente dijeron no y se opusieron a la instalación de casillas en su territorio como protesta al incumplimiento del Gobierno mexicano en la restitución de sus tierras, dictada por la justicia agraria.
Este golpe de mesa de los líderes de este pueblo indígena, que provocará que por primera vez en Jalisco no se instalen casillas en la zona, es un contundente grito de ya basta, ante el abandono que en general sienten de las autoridades de todos los niveles de Gobierno.
Su postura es clara: no vamos a legitimar a unas autoridades para las que no contamos ni existimos, participando en una elección de la que emanarán gobiernos que nos volverán a ignorar.
Esta última premonición parece tener suficiente sustento. Basta echar un vistazo al “Ofertódromo”, esta herramienta que desarrolló el observatorio ciudadano “Jalisco Cómo Vamos” para registrar todas y cada una de las promesas hechas por los candidatos en las campañas electorales que recien concluyeron. El tema indígena recibió muy poca atención y quedó en el último lugar, al clasificar las promesas electorales por categoría o temática.
Este rompimiento wixárika se veía venir desde que a inicios de las campañas proselitistas, en San Sebastián Teponahuaxtlán decidieron instalar cuatro retenes para hacer una huelga electoral, que consistió en cerrar sus caminos para impedir el paso a la autoridad electoral y desde luego a todos los candidatos, incluida la candidata del PRI, Lucy Aguilar, quien es miembro de esa comunidad. Negaron incluso el paso a maestros y médicos. Más aún cuando el 5 de junio pasado llegaron a la medida extrema de retener a funcionarios federales, estatales y municipales por más de seis horas para que escucharan sus reclamos, por décadas ignorados.
A partir de ese momento, el Gobierno estatal intensificó sus gestiones y logró que la Secretaría de Hacienda liberara, apenas esta semana, los recursos para iniciar el pago de las indemnizaciones a los posesionarios de las tierras que pertenecen a la comunidad wixárika y se pueda reiniciar la restitución de miles de hectáreas, que son el origen del conflicto. Esta noticia, sin embargo, llegó tarde y fue insuficiente para salvar el proceso electoral. Ayer, el INE no tuvo de otra que acordar no instalar 12 casillas: seis de las 24 que estaban contempladas para Mezquitic, y seis de las 10 que serían instaladas en Bolaños. Con ello, son al menos siete mil los huicholes que no podrán votar.
Esta ausencia obliga a los gobernantes que emanen de esta jornada atender con urgencia sus demandas. Pero, por lo pronto, la elección del 1 de julio en Jalisco estará incompleta por la muy justificada irritación wixárika.
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