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El voto de nuestros paisanos

Hasta el sábado, la semana pasada medio mundo estuvo inmerso en el sufragio de Estados Unidos. Este es un acontecimiento que cada año llama la atención de mucha gente, pero no tengo memoria de otra elección que haya despertado mayor interés general, al menos desde la elección de Eisenhower, que es la primera que recuerdo. 

Supongo que, en esta ocasión, era la profunda antipatía que el presidente saliente fue despertando con gran empeño durante los cuatro años de su ejercicio. Tampoco recuerdo un presidente del vecino país que haya levantado tanta inquina en el mundo como Donald Trump. 

Sin embargo, los analistas aseguran que, de no haber sido por su pésimo manejo de la pandemia, lo más probable es que hubiera ganado. Podemos tomarlo por cierto, dado que, a fin de cuentas no fue tan grande la diferencia de votos y, de hecho, en el meollo de los Estados Unidos, lo que podríamos llamar la “Norteamérica Profunda”, ganó prácticamente en todos los estados. Hay un gringo standard que, a pesar de los pesares, votó por él. 

Un sector que votó mayormente en su contra fue el de nuestros paisanos, considerando así a quienes tienen su origen no muy remoto en cualquiera de los países de los que José Martí llamó “Nuestra América”. Pero tenemos motivo de avergonzarnos por el hecho de que, muchos de los que han “hecho la América” en Estados Unidos prefirieron sufragar por uno de los presidentes más imbéciles que ha tenido este país, y vaya que más de uno tiene méritos. 

De las naciones sudamericanas el 40% del voto puede considerarse de hijos de la trumpada. En cambio de los centroamericanos lo hizo solo un 30 por ciento. De los puertorriqueños (país por el que tengo una especial predilección), por su parte, solo votó por el “republicano” un 25% y, entre los mexicanoamericanos, lo hizo poco más del 20 por ciento. 

La otra cara de la moneda fueron los cubanoamericanos, quienes no han hecho nada para quitarse el calificativo de “gusanos” y mantener la fama de detestables, casi el 55% votó por Trump. No en vano nos ha tocado oír tantas veces a los habitantes de la Cuba real, que su huida fue una bendición.

Alguien sugirió una vez que las elecciones en Estados Unidos “interesan a todo el mundo”, por lo tanto debería de poder votar en ellas la humanidad entera. Si este hubiera sido el caso José Biden hubiera ganado de manera abrumadora, pero la mayor parte de los cubanos de Florida siguen aferrados a su obsesión y gracias a ella, ese país tuvo que resistir la presidencia de Bush, que ganó precisamente por unos cuantos votos de Miami, y un buen elemento como Al Gore se quedó “chiflando en la loma”.

Es algo que se los podremos agradecer toda la vida.  
 

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