El villano que tendría la vacuna del coronavirus
I
En los laboratorios de CureVac, una empresa alemana biofarmacéutica radicada en Tübingen, ciudad histórica y cultural donde estudió Alois Alzheimer (quien descubrió los síntomas de la enfermedad neurodegenerativa que lleva su apellido) y residió Friedrich Hölderlin (poeta precursor del romanticismo), trabajan a marchas forzadas para desarrollar una vacuna contra el coronavirus COVID-19, pandemia mundial que ha afectado a 195 mil 935 personas y provocado siete mil 866 muertes alrededor del planeta.
La compañía, fundada en el año 2000 y con más de 400 empleados en nómina, recibe dinero de diversos empresarios y organismos filantrópicos como la Fundación Bill y Melinda Gates. Uno de sus “mecenas” es Dietmar Hopp, empresario fundador de la compañía de software SAP y poseedor de una fortuna de cinco mil 300 millones de euros, según Forbes.
Hopp también es el dueño del Hoffenheim, que actualmente juega en la Bundesliga alemana. Cuando era joven, jugó futbol en este club, del pueblo del mismo nombre, que hoy apenas supera los tres mil 500 habitantes. Sin embargo, sus derroteros se desviaron al mundo tecnológico cuando fundó SAP en 1972. 28 años después, la nostalgia lo llevó al ahora multimillonario a comprar el equipo de su tierra, el cual lo llevó a ascender del futbol amateur a la Bundesliga en apenas ocho años.
II
“Hopp es y sigue siendo un hijo de p...”. La ofensiva pancarta fue mostrada por hinchas del Bayern Munich apenas el 1 de marzo, en repudio al empresario. El árbitro paró el partido (0-6 a favor de los bávaros) y los jugadores sólo tocaron el balón de un lado a otro en los últimos 15 minutos como respaldo al dueño del club local.
En los últimos 10 años, el mecenazgo de Dietmar Hopp ha llevado al Hoffenheim a ser un habitual del futbol alemán de primer nivel. El club construyó un nuevo estadio en la cercana ciudad de Sinsheim y ha jugado competiciones europeas gracias a la gran labor del joven técnico Julian Nagelsmann (hoy en el RB Leipzig) y una prolífica cantera. Sin embargo, la mayoría de los aficionados alemanes consideran que el modelo de negocio del club de Baden-Wurtemberg atenta contra los valores del futbol de su país.
En Alemania la mayoría de los equipos son propiedad de sus socios, es decir, de los aficionados que atiborran los estadios y ponen de su dinero para mantener el club, y representan unos valores significativos para los hinchas. Por ejemplo, el Sankt Pauli no es sólo un equipo de sus socios, sino una entidad que representa las luchas antirracistas y en pro de los derechos de las minorías que defienden sus aficionados. Por lo tanto, estos aficionados están en contra de que existan clubes cuya propiedad sea exclusiva de empresas trasnacionales o magnates, pues atenta contra una tradición futbolística donde no solo importan los resultados, sino el valor identitario del balompié.
Ante el éxito deportivo de equipos patrocinados por una empresa -como RB Leipzig, propiedad de Red Bull- o un mecenas millonario -como el Hoffenheim-, los hinchas radicales los ven como agentes infecciosos que destruirán la “pureza” de la Bundesliga o equipos artificiales sin tradición ni cultura futbolística. De allí que hinchas como los del Bayern o los del Borussia Dortmund (vetados del estadio del Hoffenheim por también insultar al dueño) estén en contra de Hopp y lo que representa.
III
Pese a la villanía que despierta en el balompié, la coyuntura de salud actual pinta ahora a Hopp como una especie de “salvador” debido a su apoyo financiero a la ciencia y la medicina. CureVac ha anunciado que sus esfuerzos por desarrollar una vacuna contra el COVID-19 van por buen camino y harán ensayos clínicos durante el verano.
Los avances de CureVac habrían despertado el interés de Estados Unidos y Donald Trump en hacerse con el control de la vacuna contra el coronavirus. Aunque esto ha sido desmentido por la compañía, no deja de ser significativa la postura de Dietmar Hopp, quien ya ha dicho que en temas de salud estaría dispuesto a socializar y no restringir o privatizar los beneficios.
El villano de la Bundesliga ha mutado en filántropo de la esperanza.