El triunvirato
Sin cambio constitucional de por medio, sin notificación a la sociedad civil, en Jalisco se cambió en meses recientes la forma de gobierno.
Según la legalidad vigente, Jalisco es una entidad federativa cuyo poder público se deposita en representantes populares. De acuerdo a la teoría liberal de división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), los representantes populares electos en votaciones populares toman las decisiones a nombre de los electores y a favor del bien común.
Pues bien, desde hace meses opera en la práctica otra forma de gobierno, que bien puede llamarse triunvirato: tres personalidades de poder y sus respectivas fuerzas políticas se han abrogado el derecho de tomar decisiones por encima de los poderes públicos y por encima de la sociedad.
El triunvirato lo integran el gobernador Aristóteles Sandoval Díaz, el presidente de Guadalajara Enrique Alfaro Ramírez y el jefe del grupo político que controla la Universidad de Guadalajara, Raúl Padilla López.
Antes de seguir, no nos llamemos a engaño: nunca ha existido en Jalisco una democracia representativa como dice la teoría liberal. Durante el periodo de oro del autoritarismo priista las decisiones eran unipersonales: se depositaban en el gobernador en turno. En el periodo de la alternancia de gobierno se hizo creer que funcionaría la ingeniería política de división de poderes. Y además, siempre han existido poderes fácticos que han influido, presionado o impuesto sus intereses a los poderes públicos.
Pero lo que tenemos en los meses recientes en Jalisco es otra cosa: la deliberación y decisión sobre los asuntos públicos concentradas en un triunvirato. No es necesario que se junten para que sus operadores pongan en marcha sus decisiones políticas.
Sandoval, Alfaro y Padilla deciden los asuntos públicos esenciales de la Entidad: cargos públicos (magistrados, auditor, consejeros, diputados, senadores, etc.), deciden sobre el presupuesto, leyes y especialmente reparto de impunidad.
El triunvirato como forma de gobierno en Jalisco emerge en una coyuntura política y es resultado del pragmatismo más puro. El pragmatismo del gobernador priista que en las elecciones intermedias de 2015 fue arrollado electoralmente por Alfaro y MC y sabe que es casi inevitable el triunfo a gobernador de este último. Ante el escenario de un gobierno que lo puede revisar a fondo, Aristóteles pacta una entrega anticipada del poder a cambio de impunidad. Al triunvirato entra el Grupo UdeG para no quedarse enfrentado con Alfaro y con el beneficio de entrar al reparto de posiciones y un reparto del poder anticipado, que no necesita del voto popular.
El triunvirato es un reparto del poder presente y futuro, que usa las elecciones sólo para legitimarse. Además de la concentración del poder político en este triunvirato, esta forma de gobierno protege y se beneficia de intereses económicos que están en juego en este momento en la reorganización de la ciudad, especialmente a favor del capital inmobiliario.
El triunvirato que opera en Jalisco en los meses recientes es una muestra más de la crisis del sistema de democracia liberal y de la representación política que ha dejado a un lado una postura política ideológica o ética para operar mediante el pragmatismo de la Realpolitik y a favor de sus puros intereses.