El tráiler de los cadáveres y la evidencia del fracaso
Luis Octavio Cotero luce cansado. El suyo es uno de esos agotamientos que marcan el rictus y apagan los ojos. Hace dos meses secuestraron a su hija, que trabajaba en la Comisaría de Tlajomulco de Zúñiga. No tiene ninguna noticia de ella y no oculta su coraje y honda desesperación porque en la Fiscalía de Jalisco no hay investigación que avance. Las mangas del saco, sobradas, y el encorvamiento prematuro, lo hacen lucir desesperanzado. Y sobre una carga pesada, otra más: el mandatario de Jalisco lo dejó sin trabajo. Era el director del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses.
Quedar desempleado, en su caso, no es ni remotamente lo peor, porque además de su situación debe soportar que el gobernador Aristóteles Sandoval lo responsabiliza por el escándalo que, una vez más, hace de Jalisco un ejemplo de negligencia y ahora hasta de insensibilidad gubernamental: un tráiler ha vagado de municipio en municipio con 157 cadáveres en estado de descomposición, mal refrigerados y peor tratados.
Su respuesta es tajante: Ojalá el gobernador tuviera el valor para hacer las cosas como dice, con las sanciones que les corresponden a las personas que lo engañaron, que lo desinformaron.
Apenas un par de horas después de haber sido destituido públicamente, hablé con Luis Octavio Cotero. La indignación lo rebasa y por eso recuerda a su hija desaparecida. No lo quiere decir, pero se sabe tratado injustamente.
Los datos que da a conocer son reveladores.
¿Es un escándalo público que los gobiernos de Tlaquepaque y Tlajomulco hayan rechazado albergar un tráiler con 157 cuerpos de personas que nadie ha identificado?
Pues en el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, adonde ya devolvieron esos despojos, hay 444 cadáveres que no han sido reclamados por nadie.
Cotero subraya, apretando el puño, que el Instituto no es responsable del destino final de los cuerpos, porque los peritos realizaron todas las pruebas correspondientes, incluida la de ADN, para tener la base de datos que permita en el futuro identificar a esas personas que murieron, la mayoría en hechos de violencia.
Insiste que el tratamiento a Ciencias Forenses es indebido, porque no le toca mantener los restos que no son reclamados. Que los debe inhumar la Fiscalía General de Jalisco en las fosas correspondientes, y rechaza con enojo evidente que nunca hayan tratado con falta de dignidad cualquier resto humano.
Hay más detalles: Ciencias Forenses trabaja con un presupuesto de 170 millones de pesos, que íntegramente se destinan a pagar el salario de su personal. No tienen recursos para nada más, y nunca han querido dárselos. Necesitarían al menos 400 millones al año para contratar más expertos y hacerse cargo de tareas que nadie quiere cumplir.
Cotero luce como una víctima.
Y el caso del tráiler con los 157 cuerpos es la evidencia del fracaso que ha sido la estrategia de combate a la inseguridad en la administración de Aristóteles Sandoval. No funcionó la Fiscalía General y la ola de violencia crece con el paso de las semanas, aunque haya reuniones puntuales con los alcaldes.
El remate: justo después de hablar con Cotero, recibo a Alberto Uribe, el alcalde de Tlajomulco. Dos minutos antes de entrevistarlo le hacen una llamada. Acaban de asesinar a uno de los comandantes de su Policía: José Luis Flores Zimbrón.
De mal en peor.