El trabajo que nos sostiene: Los cuidados domésticos
Existen actividades que representan una tarea difícil, silenciosa, invisibilizada, menospreciada por la sociedad y nunca reconocida por la economía: los cuidados domésticos. ONU Mujeres los define como actividades que a diario y por generaciones, regeneran el bienestar físico y emocional de las personas. Nuestra salud, los espacios, nuestros bienes, educación y formación, son ejemplos que necesitan de estos cuidados. En fin, cuidar sostiene la vida. Dichos trabajos han recaído en manos de las mujeres por mandato social.
Se ha hablado mucho sobre cómo este periodo de encierro ha orillado a la fuerza laboral a subsistir, pero poco se habla de lo que este confinamiento representa para las mujeres. Este 14 de septiembre se cumplirán seis meses desde que dio inicio la contingencia sanitaria por COVID-19 en nuestro estado. Mientras logramos la reactivación de la economía, cada vez es más constante ver a las mujeres haciendo acrobacias para desahogar la carga que tienen sobre sus hombros, pues son ellas quienes mayoritariamente se responsabilizan de los cuidados domésticos. Las clases virtuales de las y los hijos pequeños, las personas enfermas o con alguna discapacidad, las parejas, las y los hijos adolescentes, hacen que las mujeres, ya sea desde su lugar de trabajo o desde casa, estén con un ojo al gato y otro al garabato. No duermen bien, ni se sientan a descansar; el desgaste físico y emocional es por demás notorio.
Esto evidencia que aunque nos sumamos más mujeres al mercado laboral, tenemos triple carga de trabajo, y la participación de los hombres en cuidados domésticos no ha incrementado al mismo ritmo, tal como lo reconoce el Fondo Monetario Internacional. Sobre estas diferencias, Silvia Federici (filósofa italiana) menciona que la división sexual del trabajo genera brechas de desigualdades que nos separan entre géneros y que obstaculizan el acceso a una vida digna para las mujeres.
Dicho esto, no debemos invitar a nadie a que “ayude” con las tareas de cuidados domésticos, ya que son el eje que sirve como centro para que la vida se sostenga. Por eso todas y todos debemos responder a este trabajo de manera equitativa, en igualdad de obligaciones. Solo así podremos dar un paso más para lograr la justicia social que tanto necesitamos.
-María Gómez Rueda
Regidora presidenta de la Comisión de Derechos Humanos e Igualdad de Género en Zapopan