El trabajo que le espera a Gerardo Octavio
Gerardo Octavio Solís Gómez es el elegido por Enrique Alfaro Ramírez, gobernador electo, para encabezar la Fiscalía en Jalisco a partir del 6 de diciembre.
Nos hemos acostumbrado a pensar en una Fiscalía General, pero Solís Gómez no se parecerá, en facultades y responsabilidades, a lo que fueron Luis Carlos Nájera, Eduardo Almaguer, Raúl Sánchez Jiménez o ahora Marisela Gómez Cobos. Anhelemos que si no se asemejará a éstos en las características del cargo, no se les parezca tampoco en los resultados.
El gobernador electo destacó, al anunciar a Solís Gómez, que se decidió por él “después de meses de valoración de perfiles”.
En algún momento, durante el transcurso de esos meses, el doctor Macedonio Tamez Guajardo, que será coordinador del gabinete de seguridad, afirmó que estaban revisando perfiles en todo el país. Eligen a un personaje que no construyó trayectoria fuera, sino dentro de Jalisco, tanta que hasta fue gobernador y antes, titular de lo que fue la Procuraduría General de Justicia.
Del futuro fiscal (nótese que ya se da por hecho, aunque teóricamente deberíamos esperar una compleja discusión en el Congreso local) se han dicho cantidad de cosas. Más negativas que positivas. Es entendible y hasta natural: ¿cómo se puede ser cabeza de la procuración de justicia sin provocar odios y desencuentros, con o sin fundamento?
Propongo: si ya el gobernador lo eligió a él para que encabece la Fiscalía y el mandatario se hace cargo de eso, revisemos mejor lo que Solís Gómez va a recibir; el espacio en el que va a trabajar, las herramientas que van a darle y los retos que le tocan.
Apenas para empezar, hay que reconocer que el asunto pinta mal.
Cuando sea posible medir qué Fiscalía le entregan, es decir, qué facultades y obligaciones tendrán tanto él como sus colaboradores, tendremos también el mismo problema que no se corrigió durante el sexenio que termina: agentes del Ministerio Público que son pocos y con conocimiento limitado del “nuevo” sistema de justicia penal. Además, un tremendo rezago de carpetas de investigación.
La Fiscalía que encabece Solís Gómez trabajará en un Estado donde está instalado y es dominante, uno de los cárteles del narcotráfico con más influencia y poder en el continente.
Será también la Fiscalía que reciba aumento permanente de los delitos del fuero común, empezando por robo a casa habitación, a negocios y a transporte de mercancías. Además, será el fiscal del Estado que aparece como quinto de todo el país con más homicidios dolosos; el tercer estado con más desaparecidos y uno de los primeros con más impunidad.
Como fiscal, encarará conflictos por la falta de pericia de las policías municipales para cumplir con trámites como el llenado de las actas de primer respondiente y el reto de capacitar de manera suficiente y eficiente a todo el personal involucrado.
Y como si faltaran más complicaciones en una lista que todavía puede ser muy larga, ¿qué tal el conflicto naciente con la coordinación general que eligió la Presidencia del país y la relación que obligadamente deberá establecerse con una guardia nacional?
Qué tarea la del próximo fiscal. Hay que desearle buena fortuna.