El totalitarismo: una amenaza a a libertad y la democracia
El totalitarismo es un sistema político de Gobierno en el que el Estado toma el control completo de todo lo que le venga en gana, incluyendo, si puede, las actividades de la vida privada de los ciudadanos.
Suele comenzar con concentrar todo el poder que se pueda en pocas manos, regularmente en una cabeza, que bien puede ser un líder o simplemente la más alta autoridad en turno.
Algo que caracteriza a un poder totalitario es la supresión de la oposición y la persistente manipulación de la información para mantener el control de los temas que se han de tratar en la sociedad.
Dentro de la muy particular manera de implementar un totalitarismo, se engendra un culto a la personalidad del líder o de la cabeza del Gobierno, a quien se le adjudican atributos como omnipotencia y hasta incapacidad de equivocarse. Por lo regular son personas con rasgos narcisistas y soberbia. Se sienten todopoderosos y capaces de aspirar a pasar a la historia como grandes gobernantes, lo que les hace sentir grandiosos, rayando en la megalomanía.
El totalitarismo se encarga de ir eliminando a toda la oposición, a la que finalmente hay que suprimir y perseguir; si es necesario, castigará por no someterse y callar.
Pero lo más característico es mantener fuerte el poder de la información, controlando lo más posible a los medios de comunicación y supervisar la información que llega al pueblo para mantener un estricto control de la agenda pública.
Los regímenes totalitarios se caracterizan por la eliminación sistemática de toda oposición política. A través de la censura, la propaganda y el control de los medios de comunicación, manipulan la información pública para consolidar su poder y legitimar su ideología. Esto se evidencia claramente en casos como la Alemania nazi, donde la Gestapo reprimió brutalmente a disidentes y la maquinaria propagandística de Goebbels moldeó la opinión pública.
Desde luego que se promueve y sostiene una ideología que se quiere hacer oficial en todas las instancias e instituciones, hasta lograr que todos la crean y la acepten como la mejor manera de gobernar.
No necesariamente tiene que ser ni de izquierda ni de derecha, lo que se busca es una uniformidad ideológica regida por el grupo en el poder.
Los Estados totalitarios tienen mucha precaución en tener el pleno control de las fuerzas armadas y policías para apagar todo intento de levantamiento o sublevación, incluso con violencia, especialmente si se trata de apagar a la oposición.
Con demagogia y discursos frecuentes se concentra el poder y se van eliminando otras opciones y contrapesos, especialmente las instituciones que estorban como las divisiones del poder central.
Nadie debe cuestionar ni desafiar el poder central, incluso se tiende a disminuir y a reducir los derechos individuales, los que hay que suprimir si es necesario.
Para los que tienen amplia codicia por el poder, es un sistema muy adecuado, pero siempre va en contra de la democracia, la libertad y los derechos humanos.
Es fundamental que los ciudadanos estén bien informados para evitar la erosión de la democracia, de la libertad individual y de asociación.