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El tiempo de Liverpool

Unos físicos del Instituto Tecnológico de Georgia recibieron en 2015 el premio Ig Nobel -una celebración humorística de los Nobel reales-, al descubrir que todos los mamíferos tardaban 21 segundos en orinar. Es también el tiempo que tardé en leer este párrafo en voz alta y el periodo en que Moussa Sissoko, del Tottenham, extendió el brazo en su área chica para que le marcaran un penal en contra en una Final de Champions.

Hablando de tiempo, un equipo de Jurgen Klopp tiene que recuperar la pelota en campo contrario y lanzar un ataque a la portería antes de que usted termine de leer este renglón. Es el “Gegenpressing”, un sistema de juego de presión alta implementado por el entrenador alemán que ha llevado al Liverpool a ganar la sexta Champions League de su historia.

Tarda más una persona en pronunciar “Trent Alexander-Arnold” que los dos segundos en los cuales el lateral inglés se percató de la siesta de la defensa del Barcelona y cobró el tiro de esquina del gol decisivo de las Semifinales, la remontada que permitió a los Reds jugar la Final en Madrid.

También fueron tres segundos en los que el guardameta alemán Loris Karius quiso salir jugando con su defensa y se topó con la pierna de Karim Benzema, y sus guantes tardaron medio segundo en equivocarse al atrapar una pelota de Gareth Bale que terminó siendo el gol decisivo para la derrota del Liverpool en la Final europea de 2018 contra Real Madrid. Su portero sustituto, el brasileño Alisson Becker, realizó las atajadas claves y no tuvo un segundo de desconcierto.

Otras cosas duran más tiempo. Tres años y ocho meses para que el proyecto de Klopp alcanzara su primer trofeo luego de tres Finales perdidas y un subcampeonato de Liga. Cuatro años para que el belga Divock Origi pasara de ser un fichaje desastroso a un ídolo emergente en Merseyside. Y 14 años desde la última Orejona ganada en Estambul, donde al Liverpool le bastaron seis minutos para recuperarse de tres goles en contra.

La historia del Liverpool también recuerda a aquellos a los que les faltó el tiempo, como esos 20 minutos eternos en los que 96 aficionados murieron aplastados por una avalancha humana provocada por el sobrecupo y un deficiente operativo policial en 1989. O esas fatídicas horas de 1985 donde fallecieron 39 personas en el Estadio Heysel, en Bélgica, producto del mal comportamiento de los hooligans ingleses, en una Final de Copa de Europa donde los cadáveres se apilaban en una zona anexa al estadio mientras Juventus y Liverpool disputaban el trofeo.

También fueron menos de 90 minutos para percatarse de que esta Final, en cuanto a espectáculo, no hizo justicia a una Liga de Campeones repleta de emociones aliadas a las manecillas del reloj. Pero esto poco importará a los hinchas de Liverpool, quienes dedicarán a sus jugadores una canción de 1945 que dura más o menos el mismo tiempo que la lectura de este texto. “Aunque tus sueños se rompan en pedazos, camina, camina con esperanza en tu corazón, y nunca caminarás sólo”...

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