El sombrero de Melania
Acostumbrada a los reflectores, Melania Trump volvió a su papel como Primera Dama de uno de los países más poderosos del mundo. La esposa de Donald Trump acompañará nuevamente al empresario –un hombre estridente, disruptivo y radical– como Presidente de Estados Unidos durante los siguientes cuatro años.
Apenas puso un pie en la Casa Blanca y la ex modelo se volvió tendencia en redes sociales… no por las expectativas del rol que podría tener esta vez, quizás más activo y no sólo protocolario, sino por su vestimenta. Lejos de la frivolidad o la banalidad, la ropa también comunica, es parte del lenguaje (ya lo dice la Teoría de la Comunicación Humana: todo comunica). Y lo que eligió para la investidura presidencial dio de qué hablar, volviéndose parte de la conversación.
Fiel a su estilo, Melania Trump llegó impecable y elegante a la toma de protesta de su esposo portando un largo saco azul marino cubriéndola hasta las rodillas, y un llamativo sombrero a juego del mismo color. Un sombrero de ala ancha que prácticamente le cubrió medio rostro, ocultando del escrutinio público su mirada y cualquier expresión más allá de su sonrisa. Un sombrero que impidió que el Presidente pudiera acercarse suficiente como para darle un beso, que se quedó en el aire cuando no pudo dárselo; fue llamado en redes sociales el “no beso”.
La originaria de Eslovenia es la tercera esposa del empresario, un hombre que en las primeras horas de su Gobierno comenzó la expulsión de miles de inmigrantes de Estados Unidos, y le exigió disculpas a la obispo Mariann Budde que, valientemente, abogó por ellos durante un sermón frente al mandatario.
Esta es la segunda vez que Melania Trump ostentará el título de Primera Dama de los Estados Unidos, First Lady of the United States, FLOTUS por sus siglas en inglés; un título cada vez más en desuso, pero vigente en el país norteamericano.
En el primer mandato de Donald Trump, la señora se mantuvo prácticamente de bajo perfil, acompañando a su esposo a eventos públicos y encabezando ella misma unos cuantos, sobre todo durante la pandemia. Lo mismo pasó en la última campaña, donde a la ex modelo apenas se le vio. Su presencia suele ser al margen de la carrera política del empresario.
Las funciones o actividades de las primeras damas es algo que no está regulado y que desempeñan de manera honorífica, principalmente relacionadas con actividades sociales y de caridad. No se trata de un cargo, pero sí de un espacio de poder, una posición desde donde puede tenerse incidencia en la vida de miles de personas, encabezando causas o como modelos de liderazgo.
Las parejas de mandatarios son foco de atención, quieran o no. Y ahora, nuevamente como FLOTUS, poco o nada podrá abstraerse de la vida pública, en donde su marido se caracteriza por la estridencia en sus declaraciones.
El rol que desempeñe en los siguientes años volverá a replantear el debate sobre el rol que socialmente se les ha endilgado a las primeras damas. Esta es una oportunidad en la que Melania Trump puede visibilizar temas e impulsar proyectos, para que la conversación en los siguientes años vaya más allá de su elegante estilo de vestir o los accesorios que porta. Ella es lo contrario a la estridencia de su marido. A lo escandaloso de él, la reserva de ella.