El sexenio de Alfaro en 1.53 minutos
El reciente altercado entre Enrique Alfaro y autoridades de la UdeG puede analizarse como un “microcosmos” de su sexenio: responde a una misma lógica crispada, posee sus hoyos negros en donde la ira engulle todo a su paso, y su centro gravitacional gira en torno al mandatario.
Dice mucho el video de 1.53 minutos difundido en sus canales oficiales para promover la inversión de 11 mdp del programa “Obras son amores” (dirigido a Raúl Padilla) en el CUValles. Dice mucho más por todo lo que oculta: la confrontación, la intimidación y las amenazas a María Luisa García, rectora del centro universitario, y a Luis León, secretario administrativo.
La secuencia del “detrás de cámaras” sintetiza un patrón de comportamiento del gobernador ante la realidad. El exabrupto del mandatario, viralizado en redes, alcanzó un inusitado eco nacional y llegó a ser trending topic el viernes. Aunque podría pasar por un episodio inédito, sus componentes sólo son repetitivos y descriptivos de un estilo desfigurado de gobernar.
Analicemos la secuencia. El mandatario llega al CUValles flanqueado por tres grupos de incondicionales: sus escoltas, sus subordinados (un alcalde, un diputado y un secretario), y su equipo de comunicación, foto y video (síntoma: encierro, aislamiento palaciego).
Su primera alteración ocurre cuando, abordado por las autoridades universitarias, le suministran información distinta a la que él tiene: hay subejercicio en las obras y falta presupuesto para culminar los proyectos pendientes.
La forma más efectiva de irritar al mandatario es sugerirle la posibilidad de que la realidad sea distinta a su concepción (síntoma: ira y urgencia de refugiarse en la virtualidad: “yo sólo vine a grabar un video”).
Ante la insistencia de los universitarios, apegados a su guión pese a la violencia física latente, Alfaro desciende varios peldaños evolutivos al pasar del político con perfil nacional al instintivo pugilista barrial: “Nomás mide tus palabras”, “Cuidado con lo que dices” (síntoma: amenazas, conspiracionismo, ustedes sólo quieren que le vaya mal a Jalisco).
Luego de grabar el video promocional ante la presencia de las autoridades universitarias, casi al final irrumpe el grito de Luis León: “¡Usted está mintiendo, gobernador!”.
El colofón viene cuando el mandatario pregunta: “¿ya quedó grabado?”. Un tímido videógrafo le responde que quedó registrado el grito al final. “Así lo sacamos”, ordena el gobernador. Alfaro decide su propia política de comunicación, nadie lo asesora. En todo este tiempo, ninguno de sus subordinados, cual patiños incondicionales, se atrevieron a mediar. Ni el representante del Poder Legislativo, ni el alcalde, ni su secretario, ni por supuesto sus asesores de imagen. El sistema de vasallaje es absoluto.
La UdeG estaba preparada. La intelligentsia universitaria diseñó un plan efectivo para neutralizar el evento del gobernador y su campaña contra el Grupo Universidad. Sin duda, obtuvieron un triunfo. María Luisa García y Luis León cazaron al cazador.
Nada altera más al gobernador, lo sabemos hace tiempo, que cualquier grieta que revele las fracturas de una video-realidad controlada.
El grito al final del video simboliza esa fractura cada día más insoslayable. La inconformidad, en este caso de un grupo político, invadió la narrativa oficial. Ese mismo grito, a partir de ahora, se escuchará cada vez más fuerte cuando el mandatario intente imponer su hegemonía discursiva a las familias de los desaparecidos, a las feministas, a los jubilados, a los colectivos ambientales, a los maestros, a los periodistas: “Usted está mintiendo, gobernador”.