El sentido que nos toca
“La vida imita al arte mucho más que el arte imita a la vida”.
Oscar Wilde
Es la edad, diría mi abuelita. Es la edad, afirmo yo. Los años de kilometraje en el durísimo oficio artístico, también, también influyen. Hoy me atrevo a compartir contextos y “conversas” con mi amiga, colega y artista Sandra Carvajal. Sandra no es poca cosa y me detengo en ella por llevar la contra.
Sí. Por llevar la contra ante una modernidad que aplaude todo lo que es “streaming”, web, online y que ha hecho -como hizo la televisión- que surgieran “artistas”, “escritores bloggers”, “periodistas instagram”, “bailarines virtuales” y “maestros de la plástica” que hasta cursos online dan. Ojo, los hay de verdad que saben y pueden utilizar las plataformas, importantes sí, muy. Pero no por saber utilizar la plataforma, eres lo otro.
Sandra es referente en el arte abstracto expresionista de México. Ella siente fascinación por Frida -una de sus mexican debilidades- yo creo que es mucho más cercana a Chavela Vargas… incluso creo que -como la intérprete de Macorina- será en plena madurez de vida cuando cosechará los frutos que provienen de una larga carrera dedicada al arte y la indagación. Con todo y sus polémicas.
Es artista, es gestora, museóloga, curadora, productora. Cocida a mano, de esas muñecas únicas, extrañas, de las que ya hacen muy pocas. Sobrina nieta de Alvar Carrillo Gil, pintó el Museo Raúl Anguiano de verde -y medio Jalisco la acribilló-, de ella fue la gestión e iniciativa de traer a Guadalajara “Picasso & Miró”, adora los museos y siente una fascinación especial por el arte escénico y los proyectos comunitarios, ahí fue precisamente donde nos encontramos.
Me gusta lo que viene y no por el número de exposiciones que ha logrado, que son infinitas. Ni por el número de horas vuelo, que son muchas. Ni por los cargos públicos. Ni por el número de proyectos que ha enarbolado. Sandra es invencible porque sigue trabajando con la misma seriedad de las primeras ilusiones. Como si todavía le faltara crecer. Como si tuviera la chance de cambiar el mundo.
La veo a ella y con todo y su juventud me parece una maestra, una referencia, ha abrevado décadas.
Sandra Carvajal tiene una pequeña y potente exposición en el Club Privado San Javier: “El destierro de las desiluciones”, una colección llena de colores a través de la cual explora una salida diferente para antiguas dudas. La creadora trabaja y se pregunta y en ello hay belleza. Su espíritu abstracto oscila entre la conexión espiritual y la cordura, aspira a la libertad de sí misma y en esa geografía, arriesgada, Sandra hace un homenaje al teatro, un espacio que la ha recibido como escenógrafa, iluminadora, productora… Y ahí está ella, dentro de un enorme cuadro oscuro y maravilloso… que corona una de sus expos más brillantes…
Vaya, si puede. Es en el Privado San Javier.