El regreso a casa
Acá estamos, de vuelta en el hogar. Algunos sólo por unos días (es mi caso y el de miles de invitados más). Otros nunca se han ido del todo...
Lo mismo que la Navidad, que a veces es capaz de reunir incluso a las familias más distanciadas, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara nos vuelve a enfrentar, edición con edición, a toda clase de caras conocidas, tanto las que esperamos el año entero para encontrar (esos amigos de toda la vida a los que nos topamos en algún pasillo ignoto del área internacional sólo para decir: “Ahora sí hay que juntarnos, mano, que ya se nos pasaron los meses...”), como aquellas que quisiéramos no ver nunca de nuevo, pero que ahí están también, de regreso, cíclicas y aterrorizantes (los menos simpáticos entre nuestros viejos compañeros de escuela o trabajo; algún jefe pésimo; algún o alguna “ex” fatal, y sus sonrientes niños, etcétera). Y ni qué decir de los escritores pensadores, artistas, académicos, periodistas y divos variopintos que conforman el programa oficial: cada feria nos trae un buen puñado de novedades y sorpresas espléndidas, algunos retornos deseados y festejables, una robusta porción de viejos y confiables conocidos y, cómo negarlo, también una rebanada de esos badulaques que nos dan doscientas patadas en las muelas y a los que no quisiéramos ver, caray, y ya no se diga en la FIL, sino ni siquiera en el hemisferio occidental del planeta. Pero bueno, no hay remedio. Para que la fiesta sea de verdad divertida se requiere que sea lo más colectiva y plural posible (y ya que cada año se presentan alrededor de 800 personas en los eventos, y quizá me quede corto, parece gracioso que algunos digan que “sólo un grupito” son invitados; en realidad, casi podría decirse que lo difícil en México es ser escritor y nunca haber estado en una mesa de la FIL; y por favor, que no me escriba el que lo hace todos los años para decirme que todavía no lo invitan: Get a life, bro).
Total, que hoy, cuando la poeta uruguaya Ida Vitale reciba el premio FIL de Literatura en Lenguas Romances de este año, le aplaudamos y nos lancemos a la cacería de libros y a la búsqueda de presentaciones, el baile anual de los lectores y los plumíferos habrá dado inicio. Que sea un gran baile para todos.