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El puente de La Concordia… y el sexenio de Claudia

El viernes pasado Andrés Manuel López Obrador estuvo en La Concordia, Chiapas, donde acompañado de la próxima presidenta inauguró por todo lo alto el que por sus dimensiones ya es el tercer puente atirantado del país, una obra que apantalla. 

El problema es que esta inauguración parece confirmar la tendencia de AMLO, señalada en privado por un excolaborador, a hacer la mitad de las cosas bien, y la otra mitad mal. El puente no es como para echar las campanas al vuelo, y el presidente es el primero en saberlo.

Según conocedores de la zona y de la obra, el Puente de la Concordia está lejos de solucionar el problema de incomunicación en esa región de Chiapas. Es una enorme obra que poca diferencia hará si no se termina, y pronto, al menos otro puente, si no es que dos. 

Andrés Manuel mismo, el día de la inauguración, hizo una especie de reproche a la empresa que tiene a su cargo el puente de Rizo de Oro: “Pero aquí no veo al de Coconal, que es el que tiene la obra, pero ya le notifican que le tiene que meter ganas, aprovechar la canícula, ¿verdad?, porque después viene el agua con más fuerza”.

Pero el Rizo de Oro lleva un avance de apenas 33 por ciento (El Universal 02/08/24). Así que está difícil que, acompañado de Claudia Sheinbaum, como prometió el viernes, AMLO entregue el sistema de caminos que sí cambiaría la vida de muchos chiapanecos.

Sin el Rizo de Oro, el puente de La Concordia, que estaba en construcción desde hace diez años, solo habilitará el acceso (o la salida) a una especie de islote de 62 kilómetros cuadrados, donde viven unas mil 500 personas. 

El Puente de la Concordia y el lugar donde se construye el Rizo de Oro están comunicados por un camino de 15 kilómetros de longitud. Y el segundo puente es indispensable para que otras 60 rancherías, con 110 mil habitantes, se beneficien directamente. 

Y según especialistas, se necesitaría aún otro puente más en la zona de Frontera Comalapa para completar eficientemente la conexión de esa región chiapaneca, y así habilitar todo un sistema integral de puentes. 

Sheinbaum tuvo esta semana distintas reuniones con gobernadores agrupados por geografía. Según dijo, se trata de conciliar las obras que quiere lanzar el próximo gobierno federal y las prioridades que tienen los gobiernos actuales o los que están por entrar. 

En obras, la exjefa de gobierno llega con sobradas credenciales a esas reuniones. Para empezar, ha lidiado con el dolor de cabeza que es el tren Toluca-CDMX, idea del peñismo que le fue encargada luego de reiterados atrasos de los concesionarios originales.

A pesar de su conocido empeño, el tren que viene de Zinacantepec no estará listo antes de que se vaya López Obrador. Claro que no se descarta que el actual mandatario insista en inaugurarlo (otra vez): ahora corriendo hasta Santa Fe, pero lejos de Observatorio, donde su conexión con otros medios de comunicación (Metro) le harían funcional. Suerte con eso de dejar más gente en el emproblemado Santa Fe para que se las arregle a bajar a la CDMX.

Andrés Manuel pudo terminar La Concordia. Pero el sistema que realmente se requiere está lejos de concluirse. Eso sí, el presidente ya le sacó raja a la inauguración del primer puente de su tipo en Chiapas. Ahora le tocará a Claudia presionar a Coconal, y lidiar con una obra (otra) inaugurada pero que por sí misma, poco o nada soluciona. Toda una metáfora del sexenio.

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