¿El pueblo puede tener autos eléctricos?
Elon Musk hizo un magnífico trabajo poniendo los autos eléctricos en el mapa. Los hizo más viables y mucho más atractivos, algo como lo que logró Steve Jobs con las computadoras. Tanto Tesla como Apple, sin embargo, se transformaron en fabricantes de objetos de deseo, en constructores de productos caros, lejos del alcance de la gran mayoría.
Los autos eléctricos fueron y aún son, juguetes de ricos, que quieren estar a la moda por traer la tecnología más reciente, por presumir que ayudan al planeta - aunque es muy discutible si los eléctricos contaminan más o menos que los autos de combustión interna- o por disfrutar el silencio, refinamiento, bajo centro de gravedad y torque inmediato.
Sin embargo, los “early adopters” parece que ya se agotaron y la velocidad de crecimiento del mercado de los autos eléctricos se ha frenado más de lo que se esperaba. Uno de los temas principales es el precio de esos vehículos, por ello las marcas ahora están buscando llegar a los segmentos de volumen, aunque no estoy particularmente convencido de que eso sea posible.
La misma Tesla está tan consciente de la necesidad de ofrecer vehículos más baratos, que bajó los precios de sus autos y anunció para finales de 2025, un nuevo modelo cuyo precio, en teoría, será de 22 mil dólares. La marca, ya sabemos, no ha sido muy buena para cumplir los plazos de entrega ni precios de nuevos modelos, como la Cybertruck, que iba a costar 60 mil dólares y llegó al mercado 50% más cara.
Buena parte de necesidad de Tesla de bajar los precios viene de la competencia china, más específicamente, de BYD, que terminó 2023 como el mayor fabricante de autos eléctricos del mundo. Los chinos - y no sólo BYD- están haciendo los vehículos eléctricos más baratos y buscando popularizar la tecnología a escala global.
Pero aún en el primer mundo, como en Estados Unidos o Europa, los precios elevados de los coches eléctricos han estado frenando su expansión. General Motors y Ford cortaron inversiones en dos de sus productos más icónicos, cuyas versiones de gasolina son las más vendidas en la Unión Americana: Silverado y F-150.
No por muy baratos serán populares
GM ya había anunciado la Equinox EV, que comenzará a venderse en Estados Unidos en la segunda mitad de este año, con precio entre 35 mil y 45 mil dólares, lo que no es exactamente una ganga. Ford, que también redujo sus inversiones en eléctricos luego perder 4.7 mil millones de dólares con ellos en 2023, ya anunció planes de hacer eléctricos de precios más bajos.
En México se puede comprar autos eléctricos desde 439 mil pesos, lo que cuesta un JAC e10X o un Renault Kwid EV.
Ambos son vehículos urbanos cuyo precio sólo hace sentido si son comparados vs autos de gasolina con más potencia y espacio, no contra un Kwid de combustión interna, por ejemplo. Y lo que limita su espacio de movimiento es el tiempo de carga, mucho más que la autonomía. Si cargar fuera tan rápido como llenar un tanque de gasolina, nadie ni siquiera preguntaría por la autonomía de un eléctrico. Pero la realidad es que se necesita mucho tiempo para cargar y lo ideal es tener en casa un cargador, al menos de nivel 2, es decir, de 220 voltios. Como para muchos tener una cochera que permita instalar eso es punto menos que imposible, habrá que esperar a que la red de carga pública crezca, pero aún con buena infraestructura, el tiempo de carga será un factor importante. En China, por ejemplo, ya hay cerca de dos millones de puntos de carga, aún insuficientes para 14 millones de eléctricos circulando. La mayoría está en las ciudades grandes, donde la expansión de la red se complica por la dificultad de encontrar un lugar dónde estacionar un auto para poner un cargador. Faltan carreteras y ciudades chicas. Y ellos son, por mucho, el país con mayor infraestructura.
El tema es que, por más barato que sea un eléctrico, será difícil para alguien que vive, digamos, en la colonia Roma de CDMX o en el centro de Guadalajara, conseguir un lugar para instalar su cargador y no depender de una red de carga pública aún escasa y que probablemente, cuando se tenga la suerte de encontrar un cargador, esté ocupado por otro auto, eléctrico o no. Bajar el precio de los eléctricos sí es importante para popularizarlos, pero no es suficiente.
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