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El próximo fracaso de la "aerolínea del bienestar"

El 3 de octubre pasado, las filtraciones de Guacamaya revelaron que el Ejército mexicano buscaba establecer una línea aérea comercial, lo que fue ratificado por el Presidente López Obrador.

En ese mismo mes, Morena presentó una propuesta de reformas a las Leyes de Aviación Civil y de Aeropuertos, para permitir que la empresa del Ejército pudiera operar simultáneamente aeropuertos y una línea aérea, lo que hoy está prohibido.

Un paso adicional ocurrió el viernes pasado, cuando se llegó a un acuerdo para que el Gobierno federal adquiera por casi 817 millones de pesos los activos de Mexicana de Aviación que hoy tienen en sus manos los trabajadores, y que incluyen la marca de la aerolínea.

La aerolínea del bienestar o quizás la “nueva Mexicana” tendría de arranque 10 aviones arrendados, y además se incluiría en su flota el ex avión presidencial, un Boeing 787.

En diversas ocasiones, el Presidente López Obrador ha señalado que esta empresa operada por el Ejército tendría el interés de ofrecer servicios en rutas que las aerolíneas comerciales no operan actualmente o donde tienen escasos vuelos.

De hacerse efectivo este proyecto, lo más probable es que les cueste cientos de millones a los contribuyentes mexicanos y que sea un fracaso económico.

Aunque el tráfico aéreo local se ha recuperado a niveles que ya están por arriba de los que existían previamente a la pandemia, el mayor crecimiento proviene del tráfico internacional.

La pérdida de la categoría 1 de seguridad aérea del país ha impedido que las empresas mexicanas aprovechen el tráfico adicional entre México y EU.

Pensar en que una aerolínea del Estado pueda ser rentable concentrándose en las rutas que hoy no atienden las aerolíneas comerciales es una fantasía.

Si esas rutas no se atienden es porque no son suficientemente rentables.

En la motivación de AMLO también se aprecia su decepción por el escaso movimiento que tiene el AIFA, que en el mes de noviembre interrumpió su tendencia alcista y registró una caída de 4.5 por ciento en las operaciones realizadas respecto al mes de octubre.

La obstinación presidencial en que el AIFA funcione, así como su interés de seguirle dando a las Fuerzas Armadas más y más espacio le están conduciendo a tomar decisiones que pueden ser muy costosas para el país.

Otro fantasma que quiere espantar el Presidente López Obrador es el del destino del avión presidencial que no se ha logrado vender tras más de 4 años.

Este tipo de equipos, un Boeing 787, resulta adecuado para trayectos largos, no para vuelos cortos.

La participación del Estado Mexicano en el negocio de las aerolíneas tiene una historia de fracasos. Hay que recordar que el Gobierno ya operó en más de una ocasión tanto Mexicana como Aeroméxico, con muy malos resultados.

Si esto se suma a la propuesta para que las aerolíneas extranjeras hagan cabotaje en el país, el panorama para la industria mexicana es verdaderamente complicado y de pronóstico reservado.

Ya quebraron Interjet y Aeromar. ¿Cuál será la siguiente?  

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Enrique Quintana

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