El privilegio del hogar
Hemos aprendido a valorar a nuestro espacio, a la familia y a los amigos. Mientras que unos salen de su casa y van al hospital, lo que más desean es regresar con salud a ella. Así que no te sientas ni aislado ni confinado, sino privilegiado porque has tenido un lugar donde permanecer resguardado.
Los que están verdaderamente aislados y confinados, son los que no pueden salir del hospital, aunque quieran. Y si lo llegan a hacer, su mayor regalo es volver a estrechar los lazos con sus seres queridos. Así que no te quejes por haber tenido que quedarte en casa y por momentos sentirte aburrido y desesperado, pero al fin con salud.
Tu hogar es el mejor lugar donde pasar estos difíciles días y poder convivir con tus seres queridos sin la sensación de que los perderás en algún momento. Por eso abrázalos, disfrútalos, aprovecha que están contigo y ve todo lo bueno que tienen.
Con mucho o poco trabajo, con más o menos dinero, pero están a tu lado y en el mejor lugar posible. Tu casa es el refugio más sublime que tienes. No es momento de buscar los defectos de tu pareja, ni quejarte por qué no pareces ser su prioridad. Es la oportunidad de apreciar lo que te ofrece, pues puede que mañana no lo vuelvas a ver.
Quizás sea la oportunidad de transformar tu hogar y tirar muchas cosas inútiles que has venido acumulando, limpiar y limpiar tanta basura que nos llena cajones y closets. Pero también es la oportunidad de lograr vivir más en paz y dejarte de sentir culpable y acusar a los demás de tu infelicidad. Al igual que reconstruir tus estados de ánimo y vivir más en santa paz con lo que ya tienes, sin estar fantaseando algo que crees necesitar, ni un lugar a donde irte. Tu hogar es el lugar más sagrado que tienes. Aprende a mirar con otra actitud a cada uno de los miembros de tu familia.
Has de tu casa un lugar de fiesta, ríe, juega, canta y baila. Descubre nuevas actividades a realizar y borra tus viejos hábitos pesimistas y negativos que tantos dolores de cabeza te han causado. Ve el privilegio de estar juntos y de poderse conocer más, en vez de estar añorando a los que ya no están.
Que tu hogar sea también un templo, donde puedas meditar, rezar y orar al darte la oportunidad de acercarte a tu vida espiritual, sin miedos ni culpas.
Es hora de hacer de tu hogar un lugar de reflexión, de estudio, de análisis y de aprender nuevas cosas que te puedan ayudar a ser mejor persona después de éste año tan complicado. Atrévete a hacer algo nuevo que habías pospuesto, porque no tenías tiempo. Ahora si lo tienes.
Que tu cocina sea un lugar para preparar los mejores platillos y ensayar las recetas de la abuela. Prueba nuevos sabores, date el gusto de revivir aquellas sopas o postres de la infancia y que tus hijos descubran aquellas sazones caseras.
Hay tantas cosas que valorar de tu hogar, que es el privilegio que tenemos de hacer nuestro lo que habíamos abandonado. Abraza con amor tu casa, ese bendito hogar que tienes con los seres queridos que aún nos acompañan.
Y recuerda, aislados los que están en un hospital y ya quieren regresar a casa con todos sus privilegios.
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