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El primer ajuste clave de Villanueva tras el “padillato”

Nunca antes un magistrado del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Jalisco había renunciado a su cargo. Carlos Trejo Herrera fue el primero en hacerlo el pasado martes. Ayer se oficializó el motivo: a partir del primero de noviembre será el nuevo Abogado General de la UdeG en lugar de Juan Carlos Guerrero Fausto. 

El movimiento es a tres bandas. Guerrero Fausto, un padillista de cuna, se encargó del litigio confrontativo con el Gobierno de Jalisco durante el conflicto político entre Enrique Alfaro y Padilla. Su repliegue es un símbolo de paz para los nuevos tiempos de concordia. Ofrenda y talismán, Guerrero Fausto asume ahora la Coordinación General de Servicios a Universitarios.

Trejo Herrera es un técnico en materia jurídica y cercano al rector Ricardo Villanueva. Trabajaron juntos en el gabinete de Aristóteles Sandoval. El primero como subsecretario de Asuntos Jurídicos -él llevó todo el litigio para recuperar Colomos III- y al final como Procurador Social. El escándalo mediático que lo persigue es un viaje en 2019 como magistrado a Grecia con abogados litigantes, lo cual supondría un conflicto de interés que jamás se investigó. 

Su silla en el Supremo Tribunal será otra concesión al gobernador para que ocupe esa posición porque dudo que la retenga el Grupo Universidad (otro guiño complaciente). En tiempos de paz, la función del Abogado General es mayormente de consulta y análisis. En tiempos de guerra es la columna vertebral de defensa y ataque sobre la base de la autonomía universitaria. 

Este ajuste, el más importante realizado por el rector tras el suicidio de Padilla porque trae a un externo y mueve una pieza clave durante el conflicto, tiene puesta la mira en un solo objetivo: la sucesión rectoral. Villanueva termina su encargo el 31 de marzo de 2025, pero la convocatoria para sucederlo debe salir en noviembre del próximo año y los miembros del Consejo General Universitario que designarán al próximo rector o rectora deben integrarse la segunda quincena de octubre del próximo año.  

Guerrero Fausto podría tener un papel como enlace y gestor de la política interna universitaria con los gremios y grupos de estudiantes, académicos y administrativos de la Máxima Casa de Estudios. Recordemos que su madre, Celia Fausto Lizaola, fue la padillista que lideró el “golpe de estado” sindical que le permitió a Padilla tomar el control gremial universitario. 

Raúl Padilla dejó a la UdeG en piloto automático. Pero esa “autonomía de vuelo” acabará con la sucesión rectoral. La auténtica prueba de supervivencia y cohesión para el Grupo UdeG será cuando elija al próximo rector o rectora.

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