El precio de la gasolina puede traer presiones fiscales
En el estado de Jalisco, la gasolina aumentó casi 11 por ciento desde finales del mes de noviembre hasta los primeros días de marzo.
La gasolina regular, tipo Magna, se vende en 20.51 pesos cuando hace tres meses se cotizaba en 18.50 pesos.
Pocos productos indispensables han subido en esa proporción.
Y, permítame decirle que no es porque el gobierno venda el combustible caro. Al revés. Ha desarrollado políticas para impedir que aumente todavía más.
Resulta que, en Norteamérica, desde el 30 de noviembre hasta el pasado fin de semana, el precio de las gasolinas creció en 97 por ciento en dólares.
Como nuestras refinerías están hechas un desastre, México solo produce el 43 por ciento de las gasolinas que consume, a pesar de que, con la pandemia, el consumo de combustibles se ha reducido fuertemente.
Así que el restante 57 por ciento se tiene que importar a precios cada vez más elevados.
Y, entonces, ¿cómo le hace Pemex para impedir que los precios de las gasolinas se disparen?
La fórmula es cobrar menos impuestos. El IEPS a las gasolinas que el gobierno captó en el mes de enero fue 21 por ciento inferior en términos reales al del mismo mes de 2020.
El gobierno sacrifica ingresos para impedir que todo el incremento de los precios internacionales de las gasolinas se refleje en los precios finales.
Pero, el problema es que no tiene recursos infinitos. Si los precios internacionales siguen elevados, en algún momento los precios de las gasolinas se van a ir para arriba con más fuerza.
Tal vez el objetivo sea amortiguar todavía los incrementos en los primeros cinco meses del año. Ya faltan menos de tres. ¿Y por qué ese plazo? Pues obviamente porque se buscaría no tener un “gasolinazo” antes de las elecciones de junio.
Pocas cosas nos molestan tanto en México como el alza de las gasolinas. Y lo peor, es que el gobierno había suspendido hasta hace muy poco los permisos de importación privada de las gasolinas, obligando a que se tuvieran que comprar directamente a Pemex. Apenas hace pocos días se eliminó esa restricción por orden de un juez.
Tenga la certeza de que el precio de los combustibles se va a convertir en un verdadero dolor de cabeza para Hacienda.
La semana pasada, la OPEP acordó nuevas restricciones a la producción, las cuáles, combinadas con la mayor demanda derivada de la recuperación económica de países como China y Estados Unidos, va a presionar los precios de las gasolinas por varios meses más. Del martes pasado al fin de semana, el precio del petróleo subió 10.6 por ciento.
Y, este complicado cuadro va a ser también un factor para inducir al gobierno a buscar una reforma fiscal en la segunda mitad del año porque no le va a alcanzar el dinero.
Así que vayámonos preparando. En 2020 se nos cayó la demanda por la pandemia, ahora, al empezar la recuperación, hay el riesgo de que el gobierno venga a buscar más dinero a los bolsillos de los contribuyentes.